Asimetrías
El Legado a Fecal
Por Fausto Fernández Ponte
El señor Rivera se lanzó contra el vero pueblo oaxaqueño al justificar la represión para "llevar la paz" --que no suponemos cristiana-- a una región de México muy pobre.
Don Norberto omitió, en su comentario, señalar que la insurgencia popular oaxaqueña tiene raíces profundas: las de erradicar la desigualdad, la injusticia y la iniquidad.
Esa desigualdad, así como la injusticia y la iniquidad tienen manifestaciones muy concretas: la pobreza, el desempleo, la concentración de la riqueza en unos cuantos.
Los oaxaqueños ven en los personeros del poder, como el gobernador Ulises Ruiz Ortiz, a un símbolo viviente --o "muy vivo", por corrupto-- de ese estado de opresión lacerante.
El pueblo de Oaxaca es casi totalmente aborigen, con un mestizaje que es notorio precisamente porque abarca sólo a una parte de la población.
A esa opresión ha contribuido en enorme cuantía la religión organizada, la de la Iglesia Católica de México. Sus jerarcas son parte de una plutocracia voraz y cínica.
Plutocracia es un vocablo de las ciencias políticas y sociales que describe a un gobierno de los ricos. Los jerarcas de la religión organizada como negocio son ricos.
Tienen empresas y hacen negocios --de uno de ellos, el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, sábese que fue corredor de bolsa-- al amparo de la Iglesia y el gobierno.
En una plutocracia --ya se dijo que es el gobierno de los ricos--, sus miembros son socios, entreverados sus intereses económicos que, a su vez, se traslapan con los del poder.
Y ese traslape es de tal guisa que los intereses del poder formal --el del Estado y su gobierno-- sufren metamorfosis y se convierten en los intereses de estos individuos.
Así, los intereses del Estado y su gobierno son los intereses de esta élite de personajes. En ese contexto se da el aplauso del cardenal a Vicente Fox y Carlos Abascal.
Pero don Vicente y don Carlos ya se van. En un mes cesarán funciones. Y Felipe Calderón será investido Presidente de la República a resultas, presúmese, de un fraude electoral.
Don Vicente y don Carlos se van del poder formal dejando una estela de actuaciones en beneficio de la élite. Don Felipe está inserto en esa misma cultura plutocrática.
Esa conformación de la plutocracia explicaría, por sí sola, la represión al pueblo de Oaxaca, pues las demandas de éste son inaceptables e intolerables para aquella.
Pero con esa represión, los señores Fox y Abascal le han heredado a don Felipe un acervo amargo que impedirá que éste pueda crear su capital político al cual acudir para gobernar.
El señor Fox, como bien sabríalo el caro leyente pero no huelga reiterarlo, es el Presidente de la República, quien ha traicionado anhelos de la ciudadanía que lo eligió en 2000.
Y el señor Abascal, por su parte, se desempeña como secretario de aquél en el despacho de Gobernación y ejerce enorme influencia sobre el Presidente.
Don Carlos, sábese, es un hombre cuya ideología es la de un religioso laico dada sus aproches vocacionales con la religión organizada, la de los pingües negocios terrenales.
Don Vicente, por supuesto, es también un hombre cuya religiosidad lo llevó a comprometer su investidura --jefe del Estado mexicano-- al subordinarse a la religión organizada.
Don Felipe, en su turno, es, igualmente, un hombre estrechamente vinculado a la religión organizada, que explota para sí la fe de los creyentes en la Virgen de Guadalupe.
El pueblo de México distingue las diferencias entre su fe en la guadalupana y el provecho psicológico, cultural y espiritual del guadalupanismo por parte de la Iglesia.
Presumiríase que éstos tres prohombres son, por su religiosidad, personajes de alta moral y elevada ética. No lo son, a la luz de sus actuaciones públicas.
Y estas actuaciones son contrarias a los intereses del peublo, como la de reprimir y acallar las demandas de los oaxaqueños por un gobierno que sirva a sus intereses.
ffernandezp@prodigy.net.mx
Glosario:
Aproches: accesos, aproximaciones.
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