domingo, octubre 29, 2006

TEMA TRASCENDENTE DEL DIA

Editorial de Diario Libertad(http://www.diariolibertad.org.mx)
Oaxaca: la Represión
LOS personeros del gobierno con quienes los miembros del cuerpo editorial de Diario Libertad suelen conversar acerca de asuntos corrientes --estructurales y coyunturales-- de México, ya anticipaban lo que está ocurriendo en Oaxaca: la represión gubernamental.

Nótese que los periodistas solemos hablar con los personeros del gobierno --y/o el Estado mexicano propiamente-- con la condición de no difundir la identidad de éstos y casi todas las conversaciones son privadas. Off the record. Así, hablan con franqueza.

Desde hace varios meses --la insurrección oaxaqueña lleva, hasta hoy, 161 días-- se hablaba en los círculos del poder formal acerca de de la inevitabilidad de la represión militar, policiaca y paramilitar de los insurrectos. Se sabía, pues, que la represión ocurriría.

De esa guisa pudimos los periodistas trasmitir a la ciudadanía los aprestos anfibios de la Marina Armada de México para invadir Oaxaca, como si ésta entidad de los Estados Unidos Mexicanos fuese un país enemigo al que se le había declarado la guerra.

También súpose por esa misma vía --la de off the record-- que grupos paramilitares financiados por los intereses que representa el gobernador Ulises Ruiz Ortiz intensificarían acciones de terrorismo en agravio de los insurrectos.

Trascendió, de igual modalidad, que el gobierno realizaba desde meses atrás preparativos policiacos para entrar en acción en territorio oaxaqueño apenas se diera la coyuntura táctica y estratégica. La coyuntura se dio el viernes pasado.

En esa fecha --27 de octubre-- grupos paramilitares atacaron a ciudadanos indefensos, miembros de y afines a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y a la Secciòn 22 del Sindicato Nacional de Trabadojores de la Educación, reunidos en la vía pública.

Fueron varios ataques armados, tres de ellos en la capital. El saldo de esos ataques fue trágico: cuatro muertos y nueve heridos en grado variopinto de gravedad. UnO de los muertos fue Brad Will, un conocido documentalista estadunidense de Indymedia y Telesur.

A esos ataques siguieron ciertas acciones del gobierno por dos flancos: mientras el secretario del despacho de Gobernación, Carlos Abascal, exigía a la APPO y a la sección 22 "devolver" la vía pública, el Presidente Vicente Fox enviaba a Oaxaca miles de policías.

Esos hombres --elementos de la Policía Federal Preventiva-- ya han tomado posiciones en torno a varias localidades oaxaqueñas, incluyendo la capital, a la espera de la orden de atacar. Quizá ésta orden quizá haya sido dada ya a la hora de elaborar este editorial.

Este desenlace era, a nuestro ver, uno de libro de texto de ciencia política. Cuando el poder formal --el Estado y su gobierno-- y, sobre todo, el de una plutocracia tan venal como la mexicana, es desafiado por una insurgencia como la oaxaqueña, la respuesta es predecible.

Empero, al contexto de esta respuesta concurren factores imponderables: uno, que la insurgencia es popular; es decir, la de estamentos mayoritarios del pueblo de Oaxaca. Los insurrectos no son sólo unos cuantos descontentos. No. Es todo un pueblo descontento.

Otro factor es el efecto propagador de esta insurgencia, la cual ssi es reprimida bien podría agudizarse y extenderse a otras regiones de México --Chiapas, Guerrero, Puebla y Veracruz--, en donde prevalecen las mismas causas de la lucha social oaxaqueña.

Esa respuesta de libro de texto --predecible-- no parece registrar ciertos componentes contextuales de la realidad social y política de Oaxaca y otros estados: la del profundo descontento y su secuela, el resentimiento popular.

Podríase abundar aquí en las causales y expresiones de ese resentimiento popular, pero bástenos señalar que es un hecho objetivamente discernido tal vez no por el Presidente Fox y el secretario Abascal, pero sí por el Ejército Mexicano.

Ello explicaría las razones por las cuales el Presidente sólo utiliza a la Marina Armada --que a diferencia del Ejército no le exige órdenes por escrito para actuar en Oaxaca-- y la PFP. En el Ejército parece haber conciencia de las causdas del resentimiento popular.

Por otro laDO, están las consideraciones morales y éticas. El poder --el Estado y su gobierno-- es, por definiciòn, abrumador. El ejercicio de su facultad coactiva no deja de ser un abuso, no obstante su legalidad. Ésta justifica inclusive el abuso de la potestad.

El poder siempre tiene de su lado la ventaja, la alevosía, la premeditación y, desde luego, la impunidad legal que le otorga la filosofía jurídica. Por ese enorme poder coactivo, éste debe usarse con prudencia; es decir, únicamente para disuadir, no para acallar.

Insístase: No para acallar demandas populares legítimas que, si en algunas instancias irritan a aquellos intereses situados en la cultura del poder, no dejan de ser expresiones de anhelos históricos de cambiar la forma corrupta y autoritaria de gobierno.

Exhortamos al Presidente Fox a ser prudente y cauteloso en extremo en el ejercicio de su poder. La imprudencia podría incendiar a este país con mayorías lastimadas, dolidas y agraviadas. Las lecciones de la historia son elocuentes al respecto.