domingo, enero 14, 2007

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Asimetrías

"Cuesta" de Enero

Fausto Fernández Ponte

I
EL año que apenas comienza se nos ofrece a los mexicanos como uno cuesta arriba, con obstáculos atávicos --es decir, históricos-- y tan crecientes que parecen insuperables.

Y no en vano. Persisten el desempleo, la erosión del salario y del poder adquisitivo del ingreso familiar, el aumento dramático de bienes y servicios básicos.

Persisten con infamia las contradicciones monstruosas de una forma de organización económica que, no obstante su inviabilidad, el Estado insiste absurdamente en consolidar.

Y esa inviabilidad adviértese en todo su perverso esplendor en el aumento de la pobreza en México y la pérdida de las esperanzas de bienestar y la desesperanza.

Esas son causales de la gran agitación social y política que existe en México y que el Estado y el gobierno reprimen con brutalidad policiaca y paramilitar, sin ofrecer opciones.

La agitación y la represión violenta del Estado y el gobierno que lo representa son correlatos de una misma génesis: la descomposición estructural de México. Anomia.

Así, anomia, pues. El tejido económico y político no se corresponde con el tejido social. Ello se ha traducido en un lenguaje llano, el de la inestabilidad y la ingobernabilidad.

Esa realidad tan terrible pone en evidencia que el poder formal no es el resultado de un contrato social. Esa ausencia distorsiona el ejercicio y alcance del Estado y el Gobierno.

II

En 2006, la ya proverbial cuesta de enero trascendió ese mes y se extendió a febrero y, luego, a marzo, hasta finalmente presidir la cotidianidad de las familias mexicanas.

En efecto, subir la cuesta --cada vez menos horizontal y más alta-- le tomó a los mexicanos todo el año pasado, aunque en 2005 ese fenómeno también fue muy largo.

Fue ese aciago 2006 el colmo, coincidiendo con el finiquito constitucional del sexenio de Vicente Fox, célebre por su ineptitud, ya legendaria, y sus bribonerías.

Esa ineptitud, que hizo tándem con la irresponsabilidad y el cinismo --secuela de la impunidad-- ha tenido un costo muy oneroso al grueso del total de los habitantes de México.

Trátase, desde luego, del costo social, entendido éste por las consecuencias negativas --corrosivamente perversas-- en el pueblo en general y ciertas clases en particular.

Esos ciertas clases sociales conforman, dígase objetivamente y sin incurrir en hipérbole, son las más marginadas en gradación variopinta, incluye la extrema.

La marginación es económica --son clases sociales que existen tangencialmente con respecto a la dinámica de la forma de organización prevaleciente-- y, desde luego, lo político.

No huelga subrayar, reiterada, que esas clases sociales conforman el grueso del total de mexicanos, pues el pueblo de México es, en un entorno de riqueza, un pueblo de pobres.

III

Sin duda. Pudiérese decir que el pueblo pobre de México es el pueblo todo --o casi todo-- de este país tan rico en recursos naturales propios que se apropian unos cuantos.

Y entre esos unos cuantos inclúyense los más ricos de México --es decir, los ricos entre los más ricos-- que encuerpan una élite privilegiadísima de hombres y mujeres.

Esa élite privilegiadísima son, en la práctica, un poder fáctico de influencia y alcance abrumador e insoslayable sobre el poder formal, el del Estado y el gobierno de México.

Ese poder fáctico --que tiene una diversidad de representaciones, vertientes y expresiones-- es tan omnipresente que el poder formal no puede ignorarlo.

De hecho, no sólo no puedo ignorar el poder formal al fáctico, sino que las decisiones estratégicas de aquél se toman en función de los intereses de éste.

El poder fáctico no requiere ordenarle al poder formal qué tiene que hacer; éste actúa en congruencia con la naturaleza de los intereses de aquél, sus necesidades y expectativas.

Dados los términos de esa relación de dependencia y subordinación del poder formal con respecto al fáctico, aquél no puede siquiera guardar las apariencias de autonomía.

Ello es obvio. El jefe del Estado mexicano, el Presidente Felipe Calderón, preside sobre un complejo entramado de desequilibrios esperpénticos. La cuesta durará todo el año.

Glosario:

Aciago: Infausto, infeliz, desgraciado, de mal agüero.

Anomia: Ausencia de ley.

Esperpénticos: de esperpento.

Tándem: Conjunto de dos elementos que se complementan.