Génesis de la Crisis
Por Fausto Fernández Ponte
Como consecuencia, esa crisis --que por definición es, según la teoría de la ciencia, temporal-- ha echado raigones y preside, desde entonces la vida nacional.
Es, pues, esa crisis, una cotidianidad, lo que contradice la definición misma de crisis --citada en el párrafo anterior--, de modo que habría que redimensionarla.
Y esa redimensión del fenómeno establecería, cual premisa mayor, que el carácter temporal de una crisis bien puede ser de un día o de cien años. El caso mexicano lo confirma.
También confirma que lo que un segmento de la población es crisis, para otro es lo opuesto y ser bonanza para otros. La crisis ha hecho muy ricos a unos y más pobres a la mayoría.
Antes de proseguir con el tema, insístase aquí que esta crisis es una del poder, tanto el constituido formalmente como el fáctico. Ese poder sólo sirve a una élite.
Esa élite diseña y aplica políticas orientadas a beneficiar sus intereses propios, los de los ricos cómplices de los grandes consorcios trasnacionales que nos saquean.
Esos consorcios son, principalmente, de Estados Unidos y España, aunque existen los de otros países --Inglaterra, Francia, Alemania, Japón y Canadá-- que también nos saquean.
Ese saqueo es flagrante y, ergo, raya en el cinismo y goza de impunidad, pues el gobierno de los ricos les otorga, precisamente, inmunidad ante el alcance de la Constitución.
Esa realidad insoslayable --que millones y millones de mexicanos documentan cotidianamente-- ha devenido en desigualdad, injusticia e iniquidad. Y desempleo y pobreza.
Así, estrujados por la pobreza --clases medias ya proletarizadas, engrosamiento de la precariedad social, caída de la esperanza de bienestar-- acudimos a las urnas.
Y acudimos en masa, conscientes de que nuestro país sufría --sufre aun más, a dos meses y 18 días de la elección-- los efectos del ejercicio corrupto del poder por los ricos.
No incurrimos aquí en hipérbole si decimos que ese 60 por ciento del total de empadronados que votó lo hizo pensando que con su voto se cambiarán las cosas para mejorar.
Ese 60 por ciento votó por Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador, Roberto Madrazo y otros con el anhelo que, al renovar poderes, diere fin a la crisis crónica.
cosmovisión de clase social y su comprensión y registro --ya individual-- de la realidad.
La realidad tiene, desde luego, registros variopintos, determinada por vectores y agentes subjetivos, de conciencia política, de ideologías, de escolaridad cívica y de cultura.
La crisis se agudizó semanas antes de los comicios y se agudizó no sin espectacularidad --diríase que exponencialmente-- al concluir el día mismo de la elección.
Eso, desde luego, ya es historia. Ya sabemos del torpe madruguete del Instituto Federal Electoral para declarar ganador, sin fundamento legal alguno, a Felipe Calderón.
Y ya sabemos, asimismo, los empeños --dignos de mejor causa-- del IFE, primero, y del Tribunal, después, para impedir la confirmación del fraude electoral.
También sabemos de la grotesca sofistería legaloide pero inconstitucional de los magistrados del Tribunal para declarar al señor Calderón Presidente Electo.
Ya sabemos del conflicto poselectoral, de movilizaciones sociales sin precedente y traducida en resistencia civil pacífica a la actuación dudosa del IFE y el Tribunal.
Ese episodio tan lamentable --de oposición a la transparencia electoral-- agudizó dramáticamente la crónica crisis mexicana. Superarla exige irnos a sus viejas causas.
Glosario:
Raigones: raíces.
Vector: agente que transporta algo de un lugar a otro. Ser vivo que puede trasmitir o propagar una enfermedad.
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