miércoles, septiembre 13, 2006

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Todo Nace y Muere con el Ejército

Por Andrés Amador Mena


TODO nace y muere con el ejército, decía el viejo canciller de hierro alemán, Otto Von Bismarck. “El Ejército –agregaba-, representa la principal institución de un país, pues sólo él vuelve posible el mantenimiento de todas las organizaciones, la libertad de derechos políticos y civiles, las creaciones de la cultura y las obras del dinero”.

También afirmaba que ha menudo los gobiernos se han hecho merecedores de haber carecido de energía como de benevolencia, y que la benevolencia consiste a veces en derramar la sangre de una minoría facciosa.

De todo lo anteriormente señalado por Bismarck los mexicanos lo hemos sabido perfectamente bien a todo lo largo de nuestras largas luchas y dolorosas crisis que hemos tenido que superar para poder seguir viviendo física y moralmente en el concierto mundial de las naciones.

En el año de 1928 por ejemplo, a cuatro días de haber rendido su informe de gobierno a la nación mexicana en el cual tuvo a bien proponer a la República una salida política para el gran problema que implicaba el asesinato del presidente electo de México, General Alvaro Obregón, el entonces presidente de la República, General Plutarco Elías Calles tuvo a bien reunir en Palacio Nacional a los militares más ameritados y mejor posicionados de entonces como lo eran los comandantes de operaciones militares y los más altos jefes con mando de fuerzas, para efecto de confirmarles, desde luego, su plena y firme convicción de que México debía dejar de ser un país de caudillos y pasar a ser una nación de instituciones y de leyes, pero, también y sobre todo para explicarles su punto de vista en relación a la tarea fundamental que el momento histórico exigía al Ejército Mexicano de entonces.

En un documento titulado “Jornada Institucional”, que se publicó tiempo después del acontecimiento, se incluye la versión taquigráfica de los asuntos tratados en la junta de generales, la cual se inicio con las siguientes palabras del general Calles:

“Yo quiero hacerles presente que en esta ocasión, como en todas, voy a poner en mis palabras, toda la sinceridad, toda la franqueza de que soy capaz. Posiblemente mis expresiones sean un poco duras, pero quiere hacerles la advertencia de que estas expresiones no tienen por objeto lastimar a nadie; quiero también manifestarles que no los he reunido con la intención de que celebraremos una especie de convención militar que resuelva los destinos de la República, ni tampoco para convertirnos en árbitros de tan sagrados destinos.

"YO CREO QUE EL EJERCITO ES UNICAMENTE UN ELEMENTO DE COOPERACION PARA LA RESOLUSION DE LOS TRASCENDENTALES PROBLEMAS QUE TENEMOS ACTUALMENTE Y NOSOTROS, LOS MIEMBROS DEL EJERCITO, NO DEBEMOS CONSIDERARNOS COMO EL FACTOR UNICO Y DECISIVO, PORQUE EXISTEN OTROS FACTORES DIGNOS DE TOMARSE EN CONSIDERACION, Y SOBRE TODOS ELLOS EL FACTOR OPINION PUBLICA.

"Mi objeto al reunirlos ha sido pedir a ustedes una cooperación franca, absoluta, desinteresada, para conseguir la finalidad que venimos buscando y que no es otra que el bienestar del país. Y quiero exponer ante ustedes todos mis actos; no quiero que mis procedimientos sean un secreto para ninguno de ustedes.

"Expuestos en la Cámara de Diputados el plan que en mi concepto debe seguirse para lograr la finalidad a que antes me refiero: el bienestar del país y el aseguramiento de su porvenir por medio de transmisiones del poder quietas, pacíficas, que nos lleven a una vida netamente institucional, he creído conveniente cambiar con todos ustedes impresiones en estos momentos históricos, para que todos procuremos encaminar nuestros esfuerzos a la consecución de la finalidad que buscamos; y vuelvo a repetirles que les hablaré con toda franqueza, porque de ello depende en gran parte la realización de nuestros propósitos, ya que les señalaré todo lo que yo considere un peligro.


“El ejército –agregó Calles- debe conservar la respetabilidad que se ha creado guardando una perfecta unificación, porque si esa unificación se quebranta, nada conseguiremos, absolutamente nada conseguiremos; desunido el Ejército vendría como consecuencia ineludible la desunión de toda la familia revolucionaria, porque una parte de esa familia se iría con un grupo y otra con otro grupo, y entonces, si un Gobierno llegara a constituirse en semejantes condiciones, no sería un Gobierno nacional, sería un Gobierno de facción.
"Tienen que presentarse los dos problemas fundamentales que hablamos en el informe presidencial: la designación del Presidente Provisional y la candidatura para Presidente constitucional. Yo no sé si estaré equivocado, pero creo conocer bastante la naturaleza humana, y creo conocer personalmente a casi todos y cada uno de los componentes del Ejército, y basado en ese conocimiento, tengo la creencia de que sería un error muy lamentable que nos llevaría a un fin contrario al que perseguimos –quiero decir que vendría la desunión del Ejército- si uno de sus miembros, cualquiera que sea su jerarquía, cualquiera que sea su prestigio y la fuerza que tenga dentro de la Institución, tuviera pretensiones en estos momentos históricos, de aspirar a la Primera Magistratura del país; yo estimo que en este periodo, el Ejército debe mantenerse al margen de la situación; que ninguno de sus miembros se presente como candidato, porque ese solo hecho traería la división dentro de la Institución, porque despertaría –les dije que les hablaría con dureza-, recelos en unos y suspicacias en otros: unos no creerían asegurada su situación, los otros temerían encontrar hostilidad, y así el Ejército comenzaría a dividirse en grupos.

"Ese es el criterio que tengo de la actual situación si es que algún miembro del Ejército, por alta que sea su personalidad, aspira a ocupar la Primera Magistratura de la República. Como les dije desde un principio, esta reunión no significa un convención, ni debemos tomar acuerdos que impliquen un pacto de honor, porque yo sé que esto sale sobrando, ya que las reuniones que con tal carácter se han celebrado en distintas épocas de nuestra historia, han fracasado siempre, pues cuando no se tiene buena voluntad, todos los pactos salen sobrando y no se hace caso de ellos; de manera que no se trata, pues, de pactos de honor ni de la firma de ningún documento.


“El criterio que les he expuesto es el que yo siento, es el resultado de mis estudios y de mis observaciones; pero si algún miembro del Ejército no cree que esto sea exacto, si cree que estoy en un error, mis palabras no llevan ningun compromiso a quienes las escuchan, y pueden seguir el camino que su criterio y su conciencia les dicten.

"Si ese miembro del Ejército cree que sí debe ser candidato, que sí debe aspirar a ocupar la Primera Magistratura de la República, muy bien, puede hacerlo; y aun en este caso yo le aconsejaría que no lo hiciera, porque se presentaría una división en la Institución, porque esa división sería muy peligrosa para la República y perderíamos todo el prestigio que hemos logrado obtener.

"Piensen ustedes que no estamos solos en el concierto del mundo; que este mundo en su totalidad está pendiente de nuestros pasos, está pendiente de lo que hagamos. Este es mi consejo, inspirado en mi absoluta buena fe y en el más sincero patriotismo. Es el primer punto que quería tratarles en esta reunión. Yo deseo también que al retirarse de esta Capital todos los jefes militares, vayan con la tranquilidad de conciencia absoluta, sin ninguna sombra en la mente, sin ninguna interrogación pendiente, para ir a entregarse de lleno a su trabajo y al cumplimiento de sus deberes, y llevar esa tranquilidad de conciencias y de serenidad en los espíritus a los continentes que tienen a sus órdenes. Por eso es que yo quería llegar hasta el fondo del asunto en su primer aspecto.


“Al tratarse de la designación de Presidente Provisional –concluyó Calles-, dos factores importantes tienen que intervenir: las Cámaras Nacionales, para la solución legal, y el Ejército para hacer cumplir la designación, para hacerla respetar, respetarla él mismo y sostenerla”.

Con lo anteriormente expresado por el general Plutarco Elías Calles, en una especie de sabiduría compendiada de historia, política y derecho, que es propia de los hombres que han vivido por lo menos una revolución o guerra o revuelta, se crearon los elementos para la conformación del otrora firme, eficaz y sólido sistema político mexicano sobre cuyos restos mortales, hombres políticos que no han vivido ni saben –porque no conocen la historia- lo que es una revolución, o lo que es una guerra o una revuelta popular, están procediendo temeraria y peligrosamente en el actual momento histórico que estamos viviendo a la construcción de un nuevo sistema político de corte panista y con el apoyo del Ejército Mexicano como en aquel entonces, con la gran diferencia de que por lo menos hasta ahora no existe una salida política al grave conflicto político histórico en el que estamos insertos, sino sola y únicamente una muy debilitada salida legal por parte de las costosísimas instancias electorales creadas para el efecto, como una presidencia también sumamente debilitada, que contrasta poderosamente con la reciedumbre y la vitalidad de la presidencia callista.

Como el general y otrora profesor de escuela primaria, Plutarco Elías Calles, necesitamos estudiar y observar acuciosamente, sin prejuicios ni soberbia, la nueva correlación de fuerzas políticas y sociales, así como la opinión pública, y actuar en consecuencia para que nuestra principal institución que es el Ejército y que para nosotros es el pueblo armado cuyo desfile anual respetamos y admiramos los mexicanos de todas las edades, siga haciendo posible, como bien dice Bismarck, el mantenimiento de todo un conjunto de derechos políticos, civiles y constitucionales a partir de los cuales cívica y pacíficamente hagamos posible la edificación de un estado social y democrático de derecho en el que finalmente, como lo quería Morelos, se modere la opulencia y la miseria, y en donde, a partir de nuestra experiencia política y jurídica acumulada en casi doscientos años, la buena ley y el buen gobierno hagan efectiva una sociedad de igual manera libre, justa, solidaria y próspera.

visiondeestado@hotmail.com