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Asimetrías

Oaxaca: La Matanza (2/3)

Por Fausto Fernández Ponte

I

DECÍAMOS ayer que en la psique del poder formal --y, por inferimiento válido, el poder fáctico, que domina y usa a aquél-- persiste la convicción de que ambos son atacados.

Atacados, cabría precisar, para derrocarlos y, eventualmente, hacerlos a un lado y destruirlos. Ante esos ataques, los poderes tienen que defenderse atacando.

Esa percepción parece muy arraigada, según se desprende de conversaciones del escribidor con funcionarios de alta jerarquía y visibilidad en los Poderes de la Unión.

Esa percepción es compartida por esos funcionarios del Poder Ejecutivo de filiación panista y los de identidad otrora priísta y algunos diputados y senadores del PRI.

En esa relación de conversantes inclúyese un par de magistrados y un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Con este último se platicó a fines de noviembre.

Hágase la salvedad que una herramienta de suma utilidad para los escribidores de oficio profesional --como este autor-- es la de la plática privada y confidencial.

Mediante ese mecanismo --que los gringos llaman off the record--, un hombre público habla con franqueza, a sabiendas que no será identificado como fuente de opiniones formuladas.

Este mecanismo de entrevista y encuesta anónimas tiene catadura antropológica y sociológica. Es, pues, de empleo extendido en las ciencias políticas y sociales.

II

Señálese que esa es una práctica corriente en el ejercicio del periodismo, en particular el de opinión, expresada ésta ora en ensayos, ora en artículos de fondo, ora en columnas.

Pero, ¿quiénes son los atacantes? Es decir, ¿quiénes atacan al Estado y al Gobierno con fines, al parecer ostensibles, de derrocamiento y destrucción de éstos y toma del poder?

Un ministro de la Suprema Corte nos dijo: "Usted acaba de mencionar la insurgencia en Oaxaca, la cual, a mi juicio, es ilegal: Hay otras vías, constitucionales, para ser oídos".

Para este ministro, las vías son jurídicas, no políticas. En nuestro orden constitucional --dijo--, las vías jurídicas conducen a la justicia social, que es la demanda oaxaqueña.

Este personero del Poder Judicial evadió responder que los oaxaqueños no buscaban ser oídos, sino que sus demandas fuesen atendidas y resueltas. No se les oyó.

Ni se les escuchó ni les atendió ni sus demandas fueron resueltas. Simplemente, se les respondió con la represión --con garrote-- a sus demandas.

Estas demandas fueron atendidas por el poder --que incluye, desde luego, a la facción que representa el gobernador Ulises Ruiz-- mediante la violencia.

Y esa violencia se tradujo en una matanza --los 20 muertos, los 370 heridos y los 349 detenidos-- que,véasele como se le quiera ver, no tiene atenuantes morales.

III

Tampoco tiene atenuantes políticas ni mucho menos jurídicas, en un Estado y un Gobierno dominado por juristas egresados de la Escuela Libre de Derecho.

Fue un asesinato en masa. Un crimen de Estado y de Gobierno que, por los asertos y las actuaciones de sus personeros, piénsase que fue un crimen contra el pueblo.

Sin embargo, el poder en este sexenio del calderonismo no lo comprende así --como un crimen contra el pueblo--, sino contra los enemigos del poder, del Estado y el Gobierno.

Un diputado priísta dió por terminada abrupta, aunque cortésmente, la charla off the record cuando se le preguntó por qué defendía a toda costa al gobernador Ruiz.

Un senador priísta dijo: "Las fuerzas productivas de Oaxaca no se oponen a Ulises; lo contrario, lo apoyan. El problema es causado por agitadores financiados por alguien".

¿Y quién es ese alguien que supuestamente financia a los insurgentes oaxaqueños? ¿Hay pruebas de ello? El legislador dijo no saberlo ni poseer pruebas.

"Pero es obvio que alguien le paga a los Flavio Sosa", afirmó. "¿De dónde sacan el dinero para mantener viva a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca?"

Este senador justificó la represión, la cual, afirmò, "fue necesaria para que Oaxaca vuelva a la normalidad de antes de todo este borlote para desestabilizar al país".

--¿Normalidad de pobreza, injusticia y desigualdad, iniquidad del poder y corrupción? --se le preguntó. "Pues sí, pero los oaxaqueños estaban tranquilos, felices", contestó.

Glosario:

Abrupta: Aspero, rudo o sin educación.

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