martes, febrero 20, 2007

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Asimetrías

Luis Echeverría

Por Fausto Fernández Ponte

I
LA historia de Luis Echeverría Alvarez tiene un enorme interés humano, aunque la inmensa mayoría de los mexicanos no sepa quién fue ni quién es este personaje.

El interés humano reside en un hecho de laya dramática y, diríase sin caer en hipérbole, espectacular. De la cumbre más elevada del poder ha caído al abismo insondable de la ignominia.

Cierto. De la gloria al infierno, con escalas en el purgatorio. Así podría describirse sucintamente la biografía de este hombre, acusado del delito más grave en el espectro moral y judicial: genocidio.

Se le acusa de haber matado a muchos o, si se quiere acudir al eufemismo piadoso, tiene responsabilidad jurídica --y penal-- en la autoría intelectual de la muerte de no pocos mexicanos.

Este anciano de rostro severo y expresión tensa sufre fragilidad física y debilidad mental. Senilidad, pues. Es recipiendario de una incapacidad mental que le impide declarar como acusado indiciado.

Así es. El señor Echeverría es un hombre cuya salud padece los acosos inexorables de la senectud, pues vive ya bien entrada su novena década, tal vez sin noción del tiempo ni de su propio drama.

Su mente tiene, tal vez, indeleble sus días --dos mil-- como el hombre más poderoso de México, con una gran influencia a extramuros del país y ensalzado hasta el delirio y la exaltación extrema.

Se le vitoreó por los rincones del planeta: en Africa, en Asia, Nuestra América, allí donde hubieren damnificados de la desigualdad económica, la injusticia social y la iniquidad del poder.

II

El mismísimo Richard M. Nixon, a la sazón Presidente de Estados Unidos, le dijo a este escribidor: "El señor Echeverría sí que tiene valor al venir a Washington a decirme lo que me dijo". Le divertía.

Empero, Nixon sentía admiración por don Luis, a quien describió como alguien con el talante de "un luchador por la libertad y contra el comunismo". ¿Contra el comunismo? Si era amigo de Salvador Allende.

Allende era un marxista declarado. Y presidía un gobierno de coalición de fuerzas políticas afines en Chile y, por ello, un operador de Nixon, Henry Kissinger, corrigió el error del electorado chileno.

Y lo corrigió comprando a un gorila uniformado, Augusto Pinochet, quien dio un golpe militar, derrocó a Allende y ejerció una dictadura brutal durante casi 17 años. Mató a miles de sus compatriotas.

El mandatario estadunidense sabía bien lo que decía. Don Luis fue un activo muy importante en México de la Agencia Central de Inteligencia --su nombre secreto era Litempo, según Philip Agee--.

Secretamente --con disimulo y simulación--, Litempo perseguía con prejuicio extremo desde un alto sitial del poder aquí a sospechosos de disidencia ideológica y política lindante con el comunismo.

O, por mejor decir, sospechosos de alguna vinculación con el marxismo o Marx o con el trotskysmo o con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o con el socialismo o con Cuba y Fidel Castro.

Pocos en México tienen memoria de quién fue el señor Echeverría. La inmensa mayoría de los mexicanos ignoran que don Luis fue Presidente de la República de 1970 a 1976. Hace más de tres décadas.

III

Como presidente acogió a quienes, desde Chile, perseguidos por ese demente de Pinochet, buscaban asilo en México. Defendió, con el discurso y con actuaciones, la institución del asilo político.

Bajo esa premisa, dio refugio a chilenios, argentinos, uruguayos, bolivianos, brasileños, centroamericanos, etcétera. Los perseguidos en Nuestra América venían a restañar heridas y satisfacer necesidades.

Mientras acogía a los disidentes de Nuestra América y les renovaba la esperanza, calladamente --con el silencio cómplice, criminal, de los medios de difusión-- don Luis hacía lo mismo que Pinochet.

Perseguía, secuestraba, torturaba, desaparecía y asesinaba disidentes --casi todos jóvenes-- o los masacraba (como ocurrió el 10 de junio de 1971) o incineraba en crematorios militares. Guerra sucia.

Fue el colmo de la simulación. El fingimiento elevado al cubo. Simular ser solidario con los luchadores sociales extranjeros, pero insolidario y perseguidor de los luchadores sociales mexicanos.

Y, como Pinochet, fue un dictador, aunque sexenal, porque el contexto político mexicano tenía por agente cohesionador central un sistema de infalibilidad presidecial, autoritarismo metalegal.

Hoy, este hombre mayor, de andar penoso porque arrastra los pies y da pasos inseguros e inciertos, fue alguna vez alguien enérgico, decidido y sin titubeos ni dilemas. Jamás lo melló la indecisión.

Sirvió al imperialismo estadunidense representando con virtuosismo mortal un papel en el escenario de la Guerra Fría, en la que la guerra sucia fue sólo una recreación doméstica. Simular es nuestra tragedia.


Glosario:

Eufemismo: Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.

Hipérbole: Exageración de una circunstancia, relato o noticia.

Restañar: Estancar, parar o detener el curso de un lóquido o humor. Se usa especialmente hablando del derrame de la sangre.

ffponte@gmail.com
http://www.diariolibertad.org.mx
http://elgritodelpueblo.blogspot.com