Las Amenazas a F. Fernández Ponte
Por Ana Velázquez de León
HACE algunos meses --en febrero pretérito--, el director fundador de El Grito de los Derechos Humanos, Fausto Fernández Ponte, denunció ser objeto de amenazas de muerte.
Es de señalarse que el señor Fernández Ponte es un periodista muy conocido en México, que goza de un enorme prestigio personal y profesional, con 55 años de ejercicio.
Esas amenazas de muerte fueron anónimas, enviadas a la dirección ciberespacial del denunciante. El perpetrador de las amenazas hacía sus envíos desde direcciones apócrifas.
El amenazante usaba un lenguaje soez, vulgar en extremo e injurioso para advertirle al señor Fernández Ponte que lo mataría si lo viere o si se lo encontrare.
El autor --o los autores-- de las amenazas de muerte aludían como motivos subyacentes de éstas las críticas de nuestro distinguido colega al ejercicio del poder en México.
En esas críticas, el periodista aludía al Presidente de la República, Vicente Fox, así como al candidato del PAN a suceder a aquél, Felipe Calderón, y a la corrupción foxista.
La denuncia de don Fausto fue presentada el 24 de febrero de 2006 en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que le dio entrada, y lo orientó hacia el Ministerio Público.
A la CNDH, el periodista le informó de que suponía que las amenazas eran una respuesta organizada de cierta vertiente del poder formal o fáctico a los críticos del Presidente Fox.
La Comisión inició una pesquisa, a la vez que don Fausto presentaba denuncia de hechos en la Fiscalía Desconcentrada de Azcapotzalco, dependiente de la PGJDF, el 13 de marzo.
En la citada Fiscalía, el periodista fue atendido por una auxiliar del Agente del Ministerio Público Baltasar Guerra Pérez. El denunciante jamás fue atendido por éste.
La auxiliar del señor Guerra Pérez le preguntó a don Fausto si sospechaba de alguien o de las razones de esas amenazas. La respuesta fue negativa.
Empero, don Fausto le dijo a la auxiliar del señor Guerra Pérez que por deducción lógica suponía que las amenazas eran una reacción organizada de ciertas vertientes del poder.
--¿Sospecha usted que los amenazantes son el Presidente Fox o el señor Felipe Calderón o el propio gobierno de México? --le preguntó la auxiliar del señor Guerra.
--No --fue la respuesta precisa del periodista--. No sospecho ni del Presidente ni del señor Calderón ni del gobierno, sino de ciertas vertientes del poder.
--Pero, al mencionar usted al poder, ¿no se refiere al gobierno?
--No. Me refiero a lo que dije: vertientes del poder o vinculadas o identificadas ideológica y políticamente con éste, como El Yunque.
La respuesta incomodó a la auxiliar del señor Guerra, quien le reprochó al periodista: "Me parece que usted se buscó eso, pues escribe mal del señor Calderón".
La auxiliar se declaró luego "calderonista" y confesó tener problemas con su hermana porque ésta apoyaba a Andrés Manuel López Obrador. "El Peje es mesiánico", dijo.
Concluido el trámite, se dio posteriormente la ratificación de la denuncia, en la cual la auxiliar del señor Guerra advirtió: "sin un sospechoso no podemos hacer nada".
Pasó el tiempo y hace días el quinto visitador General de la CNDH, Mauricio Farah Gebara, informó a don Fausto no haber hallado evidencia de que las amenazas "vienen del gobierno".
La PGJDF, por su parte, autorizó la propuesta de no ejercicio de la acción penal a la averiguación previa del caso de amenazas de muerte, por no haber un detenido.
Firma el oficio de rigor Ernesto Jiménez Requena, el ministerio público responsable de la 14 agencia investigadora que, en su pesquisar, no halló al autor de las amenazas.
Mientras tanto, nos dice el señor Fernández Ponte, la impunidad ha adquirido patente, válgase la redundancia, de impunidad. Y con la impunidad viene el cinismo.
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