miércoles, octubre 04, 2006

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Oaxaca: la Desmemoria

Por Fausto Fernández Ponte

I
EL poder constituido en México se apresta, mediante el despliegue del Ejército movilizadas por mar, a reprimir "pacíficamente", según sus voceros, al pueblo de Oaxaca.

¿Motivo? El propio Presidente de la República --emblema formal de ese poder constituido-- lo describió ayer: el pueblo oaxaqueño no acepta dialogar con él.

Ese motivo antójase pueril. ¿Por qué? Porque, amén de esa negativa a dialogar esgrimida por el Presidente, existe otra causal: el pueblo de Oaxaca es transgresor de la ley.

El pueblo oaxaqueño es, pues, delincuente. Ha delinquido al exigir la reivindicación de sus derechos, escamoteados éstos por el hampa local de la política. Una plutocracia.

El Presidente y, por inferencia válida, el Estado mexicano mismo, tan divorciado de la realidad y del pueblo, registra la crisis oaxaqueña desde una perspectiva estrechísima.

Cierto. Un cúmulo de indicios apunta hacia un registro distorsionado de la realidad oaxaqueña en el poder plutocrático. Piensan que la insurrección popular no es tal.

Y, bajo esas premisas falsas, el poder plutocrático federal y local asume, equívocamente, que esa insurrección es sólo un grupúsculo de maestros revoltosos.

II

Pues, sí. Esos maestros son revoltosos porque están en revuelta, apoyando --a estas alturas del conflicto-- por obreros y campesinos y hasta taxistas de Oaxaca.

Ello observose con nitidez en el espectacular ridículo en el que incurrieron los empresarios locales al convocar a una manifestación masiva contra los "revoltosos" Nadie acudió.

Y nadie acudió porque el pueblo oaxaqueño no cree en la honestidad del gran empresariado ni en los medios difusores de éste. Intuye que los ricos quieren seguir gobernando.

Esta realidad --la de que los ricos quieren seguir gobernando y, ergo, saqueando impunemente a México-- nos lleva a la vera naturalerza de esta convulsión social.

Para empezar, la convulsión social no se registra sólo en oaxaca, sino en todo el país, aunque es en el ámbito oaxaqueño en donde alcanza mayor dramatismo.

El poder constituido --el de los ricos, el de la plutocracia, reitérese-- piensa erróneamente que es más práctico apagar el fuego que las causas del incendio.

Esa es la secuela de una cosmovisión miope pues busca mediante un efectismo dudoso dar una lección de escarmiento a quienes en otros estados alientan inquietudes de lucha.

III

Esa es la racionalidad del despliegue militar que el Poder Ejecutivo --reitérese que éste es el Poder insignia del Estado mexicano-- realiza ominosamente en Oaxaca.

Ese despligeue tiene, por lo pronto, en una primera fase, un alcance disuasivo y, por lo tanto, intimidatorio. Trátase, pensamos, de inducir miedo en el pueblo oaxaqueño.

El carácter disuasivo tiene, por añadidura, un alcance que trasciende el confín oaxaqueño. Es un mensaje a las corrientes populares de Guerrero, Veracruz y Puebla.

En esos estados hay una evidente agitación social. De hecho, en Guerrero se creó ya la Asamblea Popular del Pueblo, o APPO, no muy distinta de la misma que existe en Oaxaca.

Por su parte, la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) es una expresión organizada de los estamentos sociales medios hacia abajo, los mas dañados por el poder.

La represión militar que prepara el Estado plutocrático confirma que sus personeros carecen de memoria histórica. Esa desmemoria los está llevando a la comisión de un gran crimen.

Ese crimen por ocurrir, a la vista de todo el mundo, tiene agravantes morales, éticas y, en general, deontológicas. La mayor agravante es que la represión es fríamente premeditada

Glosario:

Deontología: ciencia o tratado de los deberes.

Insignia: señal, distintivo o divisa honorífica.

Plutocracia: gobierno de los ricos.