Basedow y la Educación Social
Guillermo H. Zúñiga Martínez
En el año de 1768 se publicó una obra que impactó a los pedagogos: "Advertencias a los Filántropos y Hombres de Posición Acerca de las Escuelas, Estudios y de su Influencia en el Bienestar Público". Su autor, Juan Bernardo Basedow, había nacido en Hamburgo.
Fue de los primeros educadores que se dedicaron a examinar y mejorar los procedimientos didácticos; entendía muy bien que para ser buen mentor no basta poseer la sabiduría, sino que es importante tener la habilidad para comunicarla con sencillez a los discípulos, siendo éste el gran secreto de los que destacan en el campo de la enseñanza.
Causa admiración saber que Basedow se preocupaba por la educación pública y principalmente por la difusión del civismo como materia toral para lograr una verdadera convivencia social, porque cuando los ciudadanos no acatan las más elementales normas y se olvidan del cumplimiento de la ley, surgen las grandes dificultades para conquistar la armonía entre los habitantes de un pueblo. El respeto a las
reglas es el punto de partida para encauzar cada una de las inquietudes que propenden alcanzar los más elevados fines de la sociedad.
Es el Estado quien, por interés propio, debe hacerse cargo de la dirección y organización de las tareas formativas. Los religiosos, afirmaba, sólo deben ajustar sus actos a la elevada misión que abrazaron, posición ésta que para aquellos tiempos significaba una actitud de avanzada indiscutible. Basedow pasa a la historia como precursor del laicismo y revolucionario connotado.
Otra idea suya que ha transitado hasta nuestros días, consistió en que los contenidos de los programas deberían estar orientados hacia la existencia útil porque para él era importante que los adultos, en cualquier momento que salieran del sistema escolarizado, poseyeran las habilidades que les permitieran dedicarse al ejercicio de oficios prácticos y valiosos para su supervivencia y calidad de vida.
Las tesis de este pensador alemán tienen vigencia en nuestros días y resulta lamentable que no se hayan percibido con la amplitud necesaria porque él proponía que las personas mayores leyeran, estudiaran sin hacer caso del tufo de la gramática, ya que esta materia debería destinarse a los especialistas, a quienes encontraran facilidad para desentrañar los secretos y propiedades del idioma.
A los artesanos, les recomendaba dominar las actividades pragmáticas, sin reparar en los adornos del intelecto que por lo general se transmitían verbalmente.
Otra de sus contribuciones se localiza en que la enseñanza de los adultos debería apartarse del memorismo para dar lugar al pensamiento reflexivo, porque es superior entender y comprender el origen del saber que recitarlo sin ningún quehacer de carácter mental.
En el año de 1770 publicó su "Libro de Métodos para Padres y Madres de Familia y Pueblos", a través de cuyas páginas expone las normas sobre educación y enseñanza poniendo énfasis en las labores elementales. El adulto era conducido dentro de un conjunto ordenado de preceptos posibles para su instrucción, lo cual lograba a base de grabados y ejemplos apegados a la realidad.
Sus ideales reformistas fueron aceptados sin mayor contratiempo porque tendían a preparar a los padres de familia para la vida y el trabajo. Sus logros se explican en razón de que era un agitador idealista, hombre abnegado poseedor de una gran fogosidad y, además, tenía una gran ventaja: era personalmente excitable y difundía confianza ante los demás.
ghector42@hotmail.com
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