¡Albricias! Tenemos dos Presidentes
Por Ramsés Ancira
LEJOS de pronosticar el caos, la nueva Babel o la llegada del evento apocalíptico, la protesta de Andrés Manuel López Obrador como Presidente alterno nos debe llenar de esperanza pues nunca más viviríamos gobiernos absolutistas, empresariales, oligarcas, presidencialistas y mucho menos imperiales.
En un país donde el 59 por ciento de las personas declara tener el mínimo para sobrevivir, el 39 por ciento considera indispensable vivir con austeridad y sólo el 11 por ciento acepta una situación desahogada, tener dos presidentes no es una desgracia, ¡es un lujo!
México, el país cuya forma geográfica recuerda el cuerno de la abundancia, el decimotercer país más extenso del planeta, donde extensas regiones disfrutan de nevadas, tal como sucede en Noruega, Dinamarca, Canadá, Estados Unidos y otros países del primer mundo; donde coexisten secos desiertos y dos mil kilómetros de litorales, es generoso, tanto, que hasta se pude dar el lujo de dos presidentes.
Hay algunos problemitas, aunque pero pueden resolverse; por ejemplo ¿Cómo se pueden repartir los impuestos? He aquí una propuesta:
Calderón y Cartens pueden administrar los que genere Televisa, si es que le sobran después del Teletón; los impuestos de TV Azteca, los gravámenes que se producen tras las utilidades de los bancos, los de los grandes corporativos, las tributaciones retenidas a Wall Mart, Telmex, Infinitum, Cablevisión y las cadenas hoteleras que usufructúan nuestras playas y los grandes beneficios del turismo.
A López Obrador le dejarían administrar sólo los de los causantes con ingresos menores a 10 mil pesos mensuales, los de la sufrida clase media que no puede evadir impuestos, o al menos no le pone tanto empeño como los generosos barones de la industria de la caridad.
Tampoco nos vamos a limitar por legisladores: apoyen irrestrictamente a Calderón los políticos más impolutos, los egresados del Tec de Monterrey, la Libre de Derecho y los Chicago Boys; Jorge Mendoza, audaz conquistador del Chiquihuite, del todo inocente del dspojo de Canal 40; el amigo, "pero nomás poquito" del presunto pederasta Kamel Nacif, Emilio Gamboa Patrón; el héroe de los oaxaqueños y sobreviviente de atentados José Murat. el adalid de los burócratas Joel Ayala y otros brillantes adalides de la democracia. Los que sobren de esta caterva de librepensadores que apoyen las reformas propuestas por Andrés Manuel.
Como se observa, para todos hay. Si 15 millones de ciudadanos, incluidos los magistrados del TRIFE y los ministros de la Suprema Corte de Justicia, votaron por Felipe Calderón, los casi 15 millones de mexicanos que votaron por López Obrador no pueden ser despojados del presidente electo por ellos.
Por otra parte, ningún mexicano puede considerardesatinada la propuesta de que el costo por los servicios de telefonía, créditos bancarios, suministro de luz eléctrica, televisión por cable y gasolina sea al menos igual al de las tarifas de Estados Unidos, si allá el salario mínimo es 15 veces más alto que el de México.
Tampoco está demás que, si los egresados del Politécnico y la Universidad Nacional Autónoma de México no tienen cabida en las principales carteras de Felipe Calderón, se les asigne un lugarcito, aunque sea "pirata" en el gabinete alterno de López Obrador.
¿No hemos sido promotores de la libre competencia? ¿Acaso el Consejo Coordinador Empresarial no nos suplicó una y otra vez que no renunciáramos a nuestra libertad de elegir?
Pues bien, en este país de profundas desigualdades y enorme pobreza, hoy tenemos la libertad de elegir. Que cada quien escoja a su Presidente y todos en paz.
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