Asimetrías
Siguen las Truculencias
Por Fausto Fernández Ponte
I
SANTA Bibiana Díaz Vázquez murió en diciembre de 2001 porque la motocicleta en que viajaba fue arrollada por un camión, no lejos del lugar que había inspeccionado como perito en una denuncia judicial.
Esa denuncia había sido presentada por el periodista Martín Serrano Herrera, señalando en ella como responsable del robo de todo una imprenta nada menos que al mismísimo gobierno del estado de Veracruz.
El titular de ese gobierno era a la sazón cierto Miguel Alemán Velazco, cuyo sexenio se distinguió por la corrupción rampante, el dispendio ostentoso, la vanidad y la frivolidad y el abuso del poder.
Fue el señor Alemán un mandatario represor, por añadidura. Persiguió con saña a los críticos de su estilo banal y corrupto de gobernar. El cinismo y la arrogancia presidían sus abusos de poder.
Ese abuso se emblematizó en la persecución del periodista Serrano. Dispuso que sicarios armados ingresaran a las instalaciones del periódio Diario Tribuna y se llevaran el taller entero. Sí, ¡entero!
Los sicarios arrancaron la prensa rotativa --de por lo menos una tonelada de peso--, destruyendo el piso y las paredes y con una grúa se llevaron la maquinaria. Se llevaron incluso tuercas y tornillos.
Como secuela de la denuncia, Santa Bibiana, de los serrvicios periciales de la Procuraduría de Justicia del Estado, hizo la inspección ocular de rigor. Y confirmó la razón de ser de la denuncia.
II
Esa denuncia duerme hoy el sueño de los injustos, cubriéndose de telarañas, polvo y, tal vez, con el comején devorando los expedientes del caso. O, quizá, ha desaparecido. Inexplicablemente. Nadie sabe.
Esa muerte de Santa Bibiana pudo ser, factualmente, accidental, mas el contexto y los componentes de éste le otorgan validez a una perspectiva historicista de su deceso. Sospéchase de asesinato.
En ese mismo contexto murió Manuel Acevedo Olguín, quien presidía a la sazón la Academia de Abogados en Xalapa y era ampliamente conocido por sus habilidades --de leyenda, dícese-- como facilitador.
Cierto. Manuel facilitaba con sus buenos oficios que otros --sus clientes-- lograran objetivos buscados, tangibles o intangibles, de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial o de ayuntamientos.
También facilitaba cosas entre particulares. Su eficiencia era tal que inclusive despachaba en una oficina en el Palacio Legislativo sin ser ni haber sido legislador ni empleado allí.
El contribuyente veracruzano financiaba esa infraestructura --la oficina, secretaria, ayudante, servicio telefónico, etcétera-- al servicio de Manuel. Se facilitaba a sí mismo esos gajes y sinecuras.
Se inmiscuyó en el asunto del periodista Serrano y medió entre éste y los personeros del Poder Ejecutivo alemanista. Se dedicó, al parecer con ahinco crematístico, a facilitar un arreglo.
Pero un buen día amaneció en un predio suburbano de Xalapa --en Zintla-- con un tiro en la nuca. Los diarios locales especularon un rato. Pero jamás se supo por qué fue asesinado. Pero hay suspicacias.
III
No se descartaría, desde luego, en cualesquier especulaciones, la posibilidad de que Manuel tuviese no pocos enemigos gratuitos o interesados, su quehacer como facilitador implicaba ese riesgo.
Pero también existen otras posibilidades, las de ser enlace entre el periodista Serrano y ciertos personeros del poder con vocación represora, algunos de ellos muy conocidos, como Alejandro Montano.
El señor Montano era uno de los brazos armados del gobernador Alemán, como guardaespalda, ayudante y secretario del despacho de Seguridad Pública del Poder Ejecutivo local. Hombre muy poderoso.
Y muy atrabiliario. Arrogante, déspota, soberbio. Hoy, ese siniestro personaje goza de fuero como legislador. Y la denuncia del periodista Serrano no lo puede alcanzar... por el momento.
La relación de estos sucedidos, sus incidencias y su contexto (y los componentes específicos de éste) no resuelve el misterio: ¿Quién mató a Santa Bibiana y a Manuel? ¿Y por qué los mataron?
Truculencias de la política que existen y se manifiestan macabramente no sólo en Veracruz, sino en todo México, lo mismo en el ámbito federal que en los confines de los 31 estados y el D. F.
El meollo de esas truculencias es la intolerancia del poder --fuere éste federal o local o municipal-- a la crítica a su desempeño. En el sexenio de Vicente Fox fueron muertos o desaparecidos 27 periodistas.
Glosario:
Comején: Nombre de diversas especies de termitas en América.
Sinecura: Empleo o cargo retribuido que ocasiona poco o ningún trabajo.
ffponte@gmail.com
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INFIERNILLO
Fox y Calderón
Por Faustófeles
FOX azuza a los panistas
en contra de Calderón,
ya que éste no es el mandón,
pues sólo pasa revistas.
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