La Ceguera de los Cardenales y el Escritor
Por José Angel Miramontes Cordero
EN el transcurso de la semana, los cardenales mexicanos Norberto Rivera Carrera y Juan Sandoval Iñiguez, así como el escritor, Héctor Aguilar Camín, por separado, declararon de manera coincidente sobre las recientes elecciones presidenciales de nuestro país.
En la nota de los periodistas, Alma E. Muñoz y Juan Carlos G. Partida (La Jornada 18/09/2006), don Norberto, pidió que Andrés Manuel López Obrador reconociera a Felipe Calderón como presidente electo de México porque: "Que yo sepa no se ha presentado ninguna prueba contundente de que la elección (del 2 de julio) se haya salido de la legalidad".
En el mismo sentido se pronunció el arzobispo primado de Guadalajara, Juan Sandoval, al pedirle a López Obrador aceptar el triunfo del panista, porque "desde el 2000 optamos por la democracia y ésta tiene unas normas: que sea el voto del pueblo. Esa es la esencia de la democracia, la voluntad del pueblo… tiene que aceptar esas reglas el juego". ¡Tan lindo ellos! Pero, lamentablemente, no puedo compartir su opinión. Se necesita estar ciego de remate como para no darse cuenta de todo el cúmulo de irregularidades que enlodaron el pasado proceso electoral.
En Chile, Héctor Aguilar Camín, escritor y conductor del programa Zona Abierta, que transmite televisa todos los jueves, declaró para el diario chileno "La Tercera" en torno a la Convención Nacional Democrática convocada por AMLO. Dijo, entre otras cosas que: "…los mexicanos le han dado la espalda a estas payasadas, ya que las elecciones presidenciales de julio pasado, fueron impecables".
Vamos por partes. Los jerarcas de la iglesia católica saben bien que están mintiendo deliberadamente y, al parecer, esto los tiene sin cuidado. Cómo es posible que no den a respetar la institución que representan. Con su actitud no hacen más que darle la razón a López Obrador respecto a lo carcomidas, a lo podridas que están muchas de las instituciones del país. Qué no se dan cuenta que al ponerse del lado de uno de los candidatos lo único que hacen es dividir y/o confrontar a la grey católica que representan. Saben muy bien que por ley, las iglesias todas, y quienes las representan, no pueden hacer propaganda política a favor o en contra de algún partido o candidato. (Art. 130, inciso e constitucional). Y esto ocurrió en muchas partes del país.
No es posible que don Norberto y don Juan no se hayan percatado de la descarada intromisión del presidente Fox en el proceso atacando sistemáticamente a López Obrador, lo cual está prohibido por la ley en materia electoral. Les pasó de noche también la ilegal participación de los empresarios en la compra de propaganda a favor del candidato de la derecha. Dónde estaban Rivera Carrera y Sandoval Iñiguez que no se percataron de la fétida, nauseabunda campaña que Calderón y el PAN desarrollaron contra El Peje, –oh, qué bello esto de tirarle mierda al prójimo, de engañar y de mentir, a sabiendas de que con un padre nuestro y un ave maría quedo absuelto de pecado--.
Seguramente estaban durmiendo a pierna suelta el sueño de los justos, junto con Ugalde y sus chicos, como para no enterarse de la violación a nuestra carta magna cometida por Acción Nacional y su candidato, al contratar a conferencistas (José María Aznar) y ambiciosos e inescrupulosos publicistas traídos del extranjero como el español Antonio Solá y los norteamericanos, Dick Morris y Rob Allyn. (Art.33, párrafo segundo constitucional).
En fin, multiplicidad de pruebas del fraude electoral las estuvo dando a conocer por diferentes vías y medios de comunicación el equipo cercano a Andrés Manuel. Es cuestión de que don Norberto y don Juan quieran informarse de a de veras y entren, por ejemplo, a la página del Peje (www.lopezobrador.org.mx) o a la página del PRD (www.prd.org.mx), o al periódico La Jornada (www.jornada.unam.mx), o también (http://em.fis.unam.mx/mochan/elecciones/archivos/doc00011.doc).
Aquí en Mazatlán --y en la ciudad de México-- las Redes Ciudadanas y los partidos coaligados montaron sendas exposiciones del fraude y ningún miembro de la jerarquía eclesiástica se dignó en acudir a verificar nuestros argumentos, ah, pero sí fueron capaces de descalificar en los medios el trabajo realizado por estos grupos ciudadanos.
En cuanto a los despectivos términos de Aguilar Camín, pues no podemos esperar más de un fanático exsalinista, muy bien acoplado al foxismo, que sabe al dedillo las reglas del juego a las que tienen que estar sujetos los intelectuales de este país.
Me refiero, sin duda, a los intelectuales que no quieren dejar de succionar la jugosa teta de la que chorrean las prebendas, los privilegios, las becas, los estímulos, con los que se premia con creces la genuflexión, la alabanza, la adulación de este régimen pestilente.
Se nota a leguas cómo los medios y sus conductores de mesas de "análisis" y programas de noticias, las cúpulas empresariales y eclesiásticas, el PAN y sus compañeros de viaje han unificado su criterio: desprestigiar, ridiculizar y minimizar el gran esfuerzo del noble pueblo mexicano, con López Obrador a la cabeza, por democratizar y revalorar las instituciones de este país. Que el todopoderoso se apiade de estos pobres invidentes y los siga colmando de bendiciones y parabienes. Suertudotes.
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