domingo, noviembre 26, 2006

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA


Prueba no superada


Por Mario Mendoza


EL engaño del que es víctima Ulises Ruiz por parte de sus más cercanos colaboradores, aunado al total desconocimiento que tiene sobre los hechos que diariamente acontecen en el estado, le hacen creer situaciones que sólo ocurren en su mente y no en la realidad. De ahí la burla de la que sido víctima durante los últimos días en los medios masivos nacionales, como consecuencia de otro de sus mensajes lleno de afirmaciones ficticias y alejadas del contexto actual.


Resulta evidente que a Ruiz Ortiz no se le ha informado que el conflicto que actualmente se desarrolla en Oaxaca, dejó de ser estrictamente magisterial aquél 14 de junio cuando su gobierno optó por recurrir a la fuerza bruta en lugar de privilegiar el diálogo, para convertirse en uno de carácter social; razón por lo que le resulta imposible entender que el problema no se supera con el regreso accidentando a clases por parte de los integrantes de la sección XXII, con el retiro de barricadas de las calles o con el supuesto envío de miles de millones de pesos provenientes de la federación y que nadie sabe cómo se aplicarán.


Para comenzar habría que informarle que el regreso a clases no es --ni por aproximación-- un logro que se le pueda adjudicar a su administración, pues el retorno a las escuelas fue un acuerdo –por cierto-- divido que fue impulsado por los mismos profesores en el afán de salvar el ciclo escolar.


Tan desinformado está, que no se ha enterado de los desplegados publicados en diversos diarios, en donde el magisterio manifiesta que su salida del gobierno del estado es irrenunciable e innegociable. Por lo tanto, lo que él considera un problema superado no lo es.


Los agravios y ofensas recibidos por éste gremio, así como la persecución que persiste sobre algunos de sus integrantes y el empeño de seguir dividiendo al sindicato, no son elementos que permitan aseverar que todo está arreglado. Eso quisiera, pero no es así.


El inicio de clases significa el reconocimiento por parte de sus líderes, que de continuar en esa misma ruta que afecta a la niñez en su educación, lo único que conseguirían sería el rechazo ciudadano hacia su lucha. Lo que efectivamente comenzaba a percibirse entre la población. Cuánta gente afirmó que estaban de acuerdo con sus demandas, pero no así con los procedimientos que afectaban a cientos de miles de niños. De ahí el cambio de estrategia pero no de objetivo. La única demanda después de ese 14 de junio, sigue siendo la misma de hoy. Así que nadie quiera aprovecharse de algo que no es.


Algo similar sucedió con lo que se ha convertido en un icono del movimiento popular, las barricadas. Estás fueron retiradas básicamente por dos motivos: Uno como resultado del malestar de una ciudadanía harta e irritada por no poder transitar libremente por las carreteras y calles del estado, y el otro por la relativa seguridad que vino a proporcionar el arribo de la Policía Federal Preventiva.


En el primer caso es evidente la aceptación de los miembros de la APPO de una petición que día tras día comenzaba a ser una constante entre la ciudadanía, incluida aquélla que coincide con sus demandas; adicional a que estimaron que la razón de las mismas había dejado de prevalecer con la llegada de los policías federales, pues la protección que las barricadas les proporcionaban a sus integrantes ante los ataques de grupos paramilitares mejor conocidos como “escuadrones de la muerte” dejaron de tener sustento. Es claro que en ambos casos no intervino la mano del gobierno estatal, motivo por lo que tampoco se le puede otorgar ningún mérito ante tal logro.


Resulta evidente que dos de los puntos que hoy Ulises Ruiz exhibe como constancia de que el problema ha sido superado, no son logros alcanzados por su administración. Las causas que llevaron a la suspensión de clases y al establecimiento de las famosas barricadas permanecen intactas. Es cierto que existe un cambio de estrategia por parte de los organismos afiliados en la APPO (CEPO), pero esta va dirigida a congraciarse con una ciudadanía que comenzaba a cuestionar los procedimientos erróneos del movimiento y no como muestra de “buena voluntad” hacia el gobierno en turno. Lo negativo, lo malo, lo equivocado del grupo insurrecto ha sido eliminado, pero lo principal permanece incólume.


Desafortunadamente para la causa de Ulises Ruíz el cambio fue de forma, no de fondo. Efectivamente ya no hay barricadas, la mayoría de los niños han vuelto a clases, se ha reestablecido parcialmente el orden, pero la demanda de que renuncie será requisito indispensable para que retorne la gobernabilidad al estado.


Desafortunadamente para Ruiz Ortiz los problemas que hoy lo tienen con un pie fuera de la gobernación no se resuelven –como erróneamente lo proyecta—con cantidades millonarias de dinero. Quien lo escuche podrá descubrir que en sus palabras siempre habla de montos estratosféricos, como insinuando que con dinero habrá de acallar la inconformidad ciudadana. Ese es su principal error.


Porque al considerarlo así, retorna al mismo punto que dio motivo al conflicto: su soberbia, su insensibilidad, su falta de atención a las demandas ciudadanas, la ausencia de transparencia en el manejo de los recursos públicos, la creación de Leyes contrarias a los intereses de los gobernados y su marcado cinismo.


Podrá con dinero cooptar –como ya lo ha hecho—a dirigentes de la oposición, a algunos pseudolíderes sociales, a medios informativos; pero no podrá comprar la conciencia de miles de oaxaqueños que hoy exigen una nueva forma de ser gobernados y que no es más que ajustar los actos del gobierno y de sus funcionarios a lo que las propias Leyes establecen.


La gobernabilidad no se mide en aulas abiertas, en barricadas eliminadas o en millones de pesos. Exige sí, el reconocimiento y aprobación de los gobernados, la aplicación de la Ley sin sesgos de ninguna índole, el ejercicio transparente de los recursos públicos, la atención por parte de las instituciones a los problemas ciudadanos, de un pacto social sustentado en el equilibrio y la justicia, y del reconocimiento y el respeto a la autoridad.


La gobernabilidad se obtiene con trabajo y con resultados, no gastando millonarios recursos en los medios. Es por eso que parodiando a un programa de concurso español, hoy la gente le dice a Ruiz Ortiz, que lo suyo es una prueba no superada.


mymabogados@hotmail.com