martes, noviembre 28, 2006

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Sobre la Brecha

Autorismo, Militarismo o Antimilitarismo


Por Andrés Amador Mena


EL editorial de Diario Libertad (www.diariolibertad.org.mx) con fecha 27 de noviembre de 2006 e intitulado Contra el Pueblo de Oaxaca donde se vaticina una polarización mayor, más profunda y más ancha, que es decir, un crecimiento exponencial de los conflictos, me ha traído a la memoria el extraordinario libro de Gustavo Cantón intitulado "Napoleón Antimilitarista", en donde se plantea con una gran lucidez la perspectiva napoleónica sobre el autoritarismo, el militarismo y el antimilitarismo.

El militarismo, nos dice este historiador y profundo admirador de Napoleón Bonaparte, es la antesala donde se amasan y se incuban nuevas revoluciones y nuevas guerras, por lo cual es preciso respetar y admirar el espíritu militar en su alta concepción ciudadana, y relegar el militarismo a su función inferior.

Antimilitarismo, prosigue Cantón, no es antimilitar, no significa antimilitar, porque el ejército es el brazo armado de la Patria y el espíritu militar es devoción, abnegación, sacrificio dedicado al servicio de la Patria, de la Nación.

Entre el militar y el militarista la diferencia es la siguiente: el militar pone la fuerza al servicio del derecho, y el militarista pone ésta al servicio de su ambición, de sus intereses o de sus apetitos.

Asimismo, apunta Cantón, los militares no tienen de la justicia más que una noción somera e inhumana, y por ello todo lo quieren despóticamente, siendo el interés personal el fin esencial y exclusivo y la fuerza su medio.

Conocedor profundo de los hombres y de la historia de todos los pueblos de la tierra, Napoleón sabía que todo desorden proviene de la carencia de leyes, y que éstas no son más que el trasunto fiel de las necesidades que la vida y el progreso imponen en su marcha incesante.

No tenía por ello admiración por los legisladores del Directorio que dictaban las leyes cuando la necesidad había pasado, y por ello, estaba convencido de que la ley no tiene valor ninguno si no se adelanta a la necesidad que llega, y que el orden interno de una nación nace del acierto en preparar la solución adecuada a la necesidad que avanza.

Reestableceré el orden, decía Napoleón, o dejaré de mandar, y conciente de la importancia de la disciplina y de la honorabilidad decía a sus soldados que era menester respetar a los pueblos libertados, pues de otra manera no serían sus libertadores, sino su azote, y las victorias, y el valor, y los triunfos y la sangre de todos los hermanos muertos en la batalla, todo eso se perdería, todo, que es decir, hasta la misma gloria y el honor.

La paz duradera, consideraba este hombre estelar de la edad contemporanea que comienza con la Revolución Francesa en 1789 y que posiblemente concluye con la caída del Muro de Berlín doscientos años después, sólo será posible hasta que los pueblos se unan en una sola mano, pues, no hay en el mundo ideas nuevas, y las instituciones políticas, una y otra vez, sin cesar, no hacen sino girar en círculo y con frecuencia es preciso volver al pasado.

Señalo lo anterior en esta hora dramática de la vida nacional que en algún momento los errores de propios y extraños podrían transformar en una dolorosa hora trágica, porque durante siglos, como bien escribió la mexicanóloga M. Delal Baer, México ha oscilado entre largos periodos de gobierno autoritario y periodos mortales de conflictos sociales, y porque tras el colapso del sistema político autoritario en el año 2000 o en 1994 si queremos ser más precisos, lo que ahora estamos viendo es un periodo precisamente mortal de conflictos sociales cuya salida no encontraremos ni por la vía del autoritarismo o del militarismo en cualesquiera de sus facetas, sino por la vía del antimilitarismo, que es decir, la vía cívica, política y constitucional, excelentemente sustentada en los principios generales de derecho, a saber, libertad, igualdad, justicia y equidad.

Bien lo decía Napoleón Bonaparte: "Yo no Gobierno como general, sino porque la Nación cree que tengo las cualidades civiles propias de un gobernante, y si la Nación no tuviera ese criterio mi Gobierno no se sostendría jamás".

visiondeestado@hotmail.com