Parálisis
Por Santos Oaxaca
LAS acciones militares realizadas en varias ciudades de Michoacán y en Tijuana, Baja California, para destruir a los cárteles del trasiego ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, nos barruntan un porvernir de parálisis en el Gobierno Federal. Dicho de otro modo: El Gobierno parece otear a un horizonte de inacción como secuela predecible de este frenesí de acciones las Fuerzas Armadas de México que ha arrojado resultados magros no sólo en términos tácticos y estratégicos, sino sobre todo políticos, pues la ciudadanía muéstrase escéptica ante los despliegues de soldados en las centros neurálgicos de los cárteles. Los despliegues no se tradujeron en la captura de los jefes de los cárteles ni en la destrucción de estos últimos La percepción pública es la de que el Gobierno tiene, mediante las operaciones militares, un afán efectista, para impresionar a una opinión pública que, descreída y desconfiada, no puede soslayar la debilidad moral y política del Gobierno. El problema del narcotráfico no es policiaco ni militar, sino social y económico.
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