lunes, enero 08, 2007

EDITORIALITO

Narco y Disidencia

Por Santos Oaxaca

EL espectacular despliegue de fuerzas militares en Michoacán, Baja California y, ahora, Sinaloa, por parte del gobierno que (espuriamente) preside Felipe Calderón es causal de preocupación, si no es que también de conturbación, en muchos mexicanos conscientes. ¿Por qué? Por varias razones: Una, porque representa la capacitación y entrenamiento, así como fortalecimiento de las Fuerzas Armadas --Ejército, Marina Armada y Fuerza Aérea-- para reprimir movimientos sociales y políticos de disidencia legítima representada en las movilizaciones sociales, más allá del ámbito político-cultural de la "leal oposición". Otra, la de que el señor Calderón trata de borrar su espuriedad como mandatario, demostrando ante la opinión pública el alcance de su poder coactivo como usufructuario legal de la violencia, la de las armas, militar y policiaca e inclusive paramilitar (como se ve en la represión al pueblo de Oaxaca). Una tercera razón tendría que ver con las presiones de los gobiernos de Estados Unidos y España, cuyas trasnacionales dominan y controlan la economía mexicana y saquean al país. De cualesquier maneras, las operaciones militares contra los cárteles del tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas no han rendido resultados, lo cual nos lleva a una cuarta razón: demostrar que hay un nuevo capo di tutti capi en el vecindario y que éste es el que manda.