lunes, septiembre 11, 2006


TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

La Burbuja de Calderón

Por Fausto Fernández Ponte


I
EL Presidente Electo Felipe Calderón --a quien millones de mexicanos consideran espurio porque el Tribunal Electoral lo ungió tras validar comicios fraudulentos-- actúa en una burbuja que lo mantiene aislado de la realidad social de México.
Predeciblemente, así goberrnará este personaje. Y así, de esa guisa, continuará el diseño y aplicación de políticas con arreglo a imperativos crematísticos --los de la ganancia devenida del saqueo voraz e impune y cínico de México-- de la plutocracia.
Esta plutocracia --vocablo que significa gobierno de los ricos-- trisca que trisca los todavía ubérrimos campos de la riqueza nacional actúa en complicidad con los grandes consorcios trasnacionales de Estados Unidos, España y otros países.
El diseño y aplicación de esas políticas --que se remontan al sexenio de Miguel de la Madrid, aunque intensificado con impudicia en el de Vicente Fox-- acentuará aun más la desigualdad económica, la injusticia social y la iniquidad política.
Por sus móviles y sus consecuencias --es decir, por sus causas y sus efectos-- esas son políticas antisociales, pues atentan contra los intereses verdaderos de la sociedad mexicana, o sea el pueblo de México. No en vano éste se ha organizado en su defensa.
Menciónese, caro leyente, que en ese lapso entre los sexenios delamadridista y foxista transcurrieron los de Carlos Salinas, patibulario personero del poder de tristísima memoria, y Ernesto Zedillo, otro individuo de siniestra laya.
Esos individuos se sometieron a los designios del gran poder de las trasnacionales estadunidenses primero y españolas después, que influyen de tal manera sobre los gobiernos de sus países que éstos, secuencialmente, impusieron al de México su voluntad.
II
Y esa voluntad es la de que el gobierno y, eventualmente, el Estado mexicano mismo, hayan cedido potestades constitucionales en materia de rectoría económica, en la conducción de las relaciones internacionales y el usufructo social del patrimonio nacional.
Esa cesión de potestades constitucionales del Estado a particulares de México y extranjeros se ha traducido en dependencia de la economía y dominio de las decisiones estratégicas del poder formal aquí con respecto a las trasnacionales de EU y España.
¿Por qué motivos los presidentes De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox se sometieron y alegremente han actuado como lacayos de esos intereses trasnacionales y, por eso mismo, como traidores al pueblo de México? ¿Por qué el señor Calderón hará lo mismo?
Los motivos son, a nuestro ver, ideológicos, por un lado; por otro, materiales, pues esos mandatarios acrecentaron sus tesauros respectivos sirviendo a esos intereses de las trasnacionales en lo económico y al gobierno estadunidense en lo político.
Ello los define, como acertadamente lo ha descrito el señor López Obrador, como el hampa de la política. Son, dicho sin tapujos, hampones. Rufianes. Delincuentes de cuello blanco, según la muy apta definición del carismático tabasqueño.
Como secuela de esas traiciones, México es hoy provincia de las trasnacionales, cuyos socios y agentes mexicanos financiaron la campaña de proselitismo electoral del señor Calderón y las tácticas mediáticas de descrédito y de odio contra don Andrés Manuel.
Cierto. México es un virtual protectorado estadunidense, tarea en la cual el Estado español no marcha muy a la zaga, pues los intereses financieros y bancarios de sus trasnacionales en nuestro país son crecientes y cada día más lucrativos.
III
Por ello no sorprende que los gobiernos de esos países hayan sido los primeros en felicitar --precipitadamente-- el "triunfo electoral" y la unción del señor Calderón como Presidente Electo. Le apoyan. Y tratan de mantenerlo inserto en el mundo.
Pero en dramático contraste, el señor Calderón, si bien no está aislado con respecto a esos gobiernos cuyas trasnacionales tienen enormes intereses en México, sí vive en una ínsula con respecto al pueblo de México. Vive, pues, en una burbuja blindada.
Aislado del pueblo de México y de la realidad social de nuestro país, el señor Calderón es apapachado por criminales de guerra como George W. Bush, entre otros, y se apresta a gobernar a un pueblo que le niega su representatividad y lo rechaza.
Ese aislamiento ha agudizado la inmadurez y la carencia de oficio político y cortedad de miras del abanderado de la plutocracia --el gobierno de los ricos, no huelga reiterarlo-- que ofreció aplicar el programa lópezobradorista de primero los pobres.
Y le ha ofrecido al señor López Obrador un "acuerdo" para desactivar y neutralizar la movilización social de resistencia civil, cuyo clímax será la Convención Nacional Democrática y las resoluciones de ésta para constituir un gobierno alternativo.
La respuesta del señor López Obrador fue clara, por precisa: un acuerdo, sí, pero hasta que se cuenten voto por voto, casilla por casilla, y el Instituto Federal Electoral no incinere las boletas que probarían el fraude. En su burbuja, don Felipe no registra eso.
Glosario:
Impudicia: de impúdico.
Tesauro: tesoro.
Trisca: del verbo triscar. Morder, comer.
Ubérrimo: abundante, rico, generoso, fértil.

Infiernillo

¿Paz Social?

Por Faustófeles


QUE este pueblo es indudable


ante el fraude e imposición

del espurio Calderón

es también hecho inatacable.



La Columnita

El Narco

Por Santos Oaxaca


QUE los sicarios de los cárteles del execrable tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas --el narco, pues-- actúa públicamente y se ejecutan (y decapitan) entre sí es una realidad insoslayable ante la cual el Estado mexicano ni el gobierno que preside Vicente Fox muestran indiferencia. ¿Por qué? ¿Será acaso porque el Presidente vive bajo los vapores de la droga para fugarse de la realidad, el Prozac? ¿O porque sabe que el Estado (y su gobierno) son cómplices y socios de los cárteles? ¿O porque el gobierno de Estados Unidos controla el negocio del narco y ya sabemos que don Vicente hace lo que los gringos quieren que haga?
Vía Pública

Paz Social.. ¿Paz Social?

Fausto Fernández Ponte


EL Presidente de la República Vicente Fox, y su secretario del despacho de Gobernación, Carlos Abascal, afirman reiteradamente que en México hay paz social. Pocos les creen.
Y uno de los que seguramente no les cree es el declarado ya sucesor de don Vicente, Felipe Calderón, investido, como sabríase, en circunstancias sospechosas, por decir lo menos.
Como Presidente Electo, el señor Calderón está viendo que, contrario a lo que dicen el Presidente y el señor Abascal, no hay indicios de paz social. Lo opuesto.
Hay conflicto social. Y éste es, como obsérvase cotidianamente si uno lee periódicos, escucha radio y ve televisión, grave, por agudo. Conflicto desbordado.
Otro que duda de que en México hay paz social es el Arzobispo Primado de México, el cardenal Norberto Rivera, quien suele coincidir con los asertos del señor Fox.
Pero aquí parten camino. Don Felipe y don Norberto lisa y llanamente saben que el Presidente tiene un registro crónicamente distorsionado de la realidad mexicana.
Por supuesto, don Felipe se ha abstenido de disentir públicamente acerca de lo dicho por don Vicente. Pero don Norberto sí le ha desmentido.
Y es que la posición del señor Calderón es endeble hacia dentro --respecto al Presidente-- y hacia afuera, por la ciclópea la movilización social de resistencia civil.
Esta movilización es pacífica. Se inspira en los movimientos históricos de no violencia encabezados en la India por Gandhi y en Estados Unidos por Luther King.
Uno de las causales declaradas de esta movilización es la de 1) resistir los agravios del fallo del Tribunal Electoral a la voluntad popular y 2) constituir un gobierno alternativo.
Esa resistencia es, si la discernimos objetivamente y sin calor partidista, una expresión organizada de una gruesa vertiente del pueblo de México conformada por millones.
El señor Calderón y el cardenal no desestiman el alcance y trascendencia de esa movilización, la cual emblematiza, precisamente, la ausencia de paz social.
Existen otros indicios --éstos, cancerosos-- de conflicto social agudo: el quehacer impune y cínico, por público, de los cárteles del narcotráfico. Tienen al país en vilo.
Sin embargo, ni el Presidente Electo ni el cardenal Rivera han aludido a eso. ¿Por qué? No lo sabemos. ¿Sabrán acaso de las oscuras compliciddades del Estado y los cárteles?