miércoles, febrero 07, 2007

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Asimetrías

El Viejo Antagonismo (1/2)

Por Fausto Fernández Ponte

I
CUANDO Fidel Castro se declaró a sí mismo marxista leninista y, luego, comunista, y procedió congruentemente a establecer las bases de una economía planificada por el estado, en la metrópoli imperial se alarmaron.

Y no era para menos. Por ese entonces --estamos hablando del inicio de la década de los sesenta-- la llamada guerra fría estaba en todo su apogeo. Ese conflicto enfrentaba irreconciliablemente a dos filosofías. A dos cosmovisiones.

Y, como consecuencia, a dos formas de comprender al universo, a la vida, al hombre: una, a favor del desarrollo del potencial humano y social: otra, por la primacía del capital y el mercado y los privilegios de clase.

Una forma preconizaba, precisamente, la desaparición de clases sociales; otra, lo opuesto: la dominación de un estamento social sobre los demás, con el concurso de una élite de hombres y mujeres privilegiados.

Dicho de otro jaez, una cosmovisión se nutría con postulados y preceptos deontológicos de que debe cesar la explotación del hombre por el hombre. La otra, lo contrario: la apropiación de la riqueza --plusvalía-- creada por otros.

En una de esas filosofías, los medios de producción de bienes --la riqueza-- debe ser propiedad de todos. La otra filosofía sustenta la tesis opuesta: los medios de producción debe ser propiedad de unos cuantos.

Así, en ese conflicto --era frío porque no se libraban batallas a fuego-- las trincheras filosóficas, ideológicas y políticas eran antipodales. Simplificando, unas eran las del socialismo; las otras, las del capitalismo.

II

Vieja historia. El antiquísimo conflicto entre los intereses de todos y los intereses de unos pocos. Entre los derechos a la propiedad social y los de la propiedad privada. Esta, en detrimento oneroso de aquella.

Así, se confrontaban el Estado soviético y el Estado estadunidense. En el fondo, ambos representaban conflictos que devenían del antaño remoto. El Soviético era la materialización de un ideal inasible, el del comunismo.

Y el estadunidense, el anhelo de los grupos de poder de hegemonía, el de un imperio económico --no necesariamente político-- que, en la práctica, ya existía. Por eso, la alarma en Washington ante los asertos del señor Castro.

El imperio cuya metrópoli era --es, aún-- Washington tenía a la Nuestra América indo, afro e ibérica sometida a un yugo brutal. Esa uñidura permitía el saqueo de un continente que Eduardo Galeano describió como uno de venas abiertas.

El Golfo de México era --es-- un lago estadunidense. El Caribe, igual. América Central y las islas antillanas son traspatio de juegos de Washington. EU domina abrumadoramente a México, en donde el imperialismo se ha consolidado.

Y esa consolidación tiene un sesgo perverso: México es, para todos los efectos de la geopolítica y la geoeconomía, provincia estadunidense. El Estado mexicano está subordinado al estadunidense y a los amos de éste, las trasnacionales.

Por ello, el Estado mexicano --cuyos personeros actúan como obedientes lacayos del Tío Sam-- y los gobiernos que lo han representado en los últimos sexenios ven al señor Castro al través de los mismos prismas de Washington.

III

En la metrópoli no se comprendía --todavía no se comprende-- la noción de que el comunismo es sólo un ideal, inalcanzable por ahora. Es un sueño al que en algunos lugares del planeta --como Cuba-- inténtase materializar.

Pero la vía para concretar ese sueño --tan antiguo como el hombre mismo-- es el socialismo como forma de organización social, económica, política e inclusive cultural. Socialismo no es, pues, comunismo.

Pero es un paso. Un antecedente. Un método. Un objetivo táctico que, por su trascendencia y sus objetivos, no deja de ser estratégico. Socialismo no es quitarle a nadie sus bienes, sino darle a la gente lo que es de todos.

Así, lo que es de todos --el petróleo, por ejemplo; u otras riquezas bajo la tierra-- debe beneficiar a todos. Lo que hay en la superficie de la tierra o debajo de ésta deben ser aprovechadas por sus habitantes, no por extranjeros..

Esas premisas del socialismo eran implícitas en la declaración del señor Castro acerca de sus convicciones ideológicas y políticas. Inmediatamente, en Washington se le identificó como un enemigo peligroso del capitalismo.

O, por mejor decir, amenaza ominosa para el imperialismo. Podía contaminar al patio trasero histórico --Nuestra América-- e inducir a los latinoamericanos a reclamar para sí lo que es de ellos y que EU les escamotea.

En ese contexto --medio siglo después de la declaración del cubano--, EU registra una contaminación emulativa: Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Luiz Inàcio Lula da Silva, Evo Morales, Tabaré Vázquez, Rafael Correa...

Glosario:

Cosmovisión: Manera de ver e interpretar el mundo.

Deontológico: Relativo a deontología. Ciencia o tratado de los deberes.

Inasible: Que no se puede asir o coger.


faustofeles1@yahoo.com.mx
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INFIERNILLO

Mandatos Divididos

Por Faustófeles

NO a mandatos divididos
pide Beltrones ¿a quién?
¿Acaso al pueblo? También
éste ha sido en dos partido.
EDITORIALITO

Nueva Gobernabilidad

Por Edi Torcito

A propósito del nonagésimo aniversario de la promulgación de nuestra Constitución Política, los representantes de dos de los tres Poderes de la Unión presentes en la celebración respectiva, propusieron, en términos muy generales, una nueva gobernabilidad en el país. La búsqueda de esa nueva gobernabilidad, adujeron, sólo es posible mediante reformas extensas y profunads a nuestra Carta Magna. Por su parte, el representante del Poder Ejecutivo, Felipe Calderón --considerado espurio por millones de sus coterráneos ya que fue elegido bajo sospecha de fraude-- formuló una propuesta que antójase, en apariencia, innovadora, pero que en el fondo es una contrareforma y, por esa laya, proyéctase como contrarrevolucionaria. Don Felipe propone "renovar la Constitución desde la Constitución". ¿Qué quiere decir con eso? Que las reformas a nuestro Documento Fundamental anulen el derecho del pueblo a cambiar de forma de gobierno cuando lo considere conveniente. Ese derecho se emblematiza en el artículo 39 Constitucional, que justifica jurídica, política y moralmente las movilizaciones sociales postelectorales que abandonaron a Andrés Manuel López Obrador. Pero hay una ironía macabra: a la propuesta del señor Calderón sumó un exhorto, el de que no haya en México --"nunca más", dijo-- dictaduras. Y lo que busca, precisamente nuestro mandatario, es eso, una dictadura. Hacia allá apunta.