miércoles, octubre 18, 2006

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Latinoamérica Declara su Independencia

Por Noam Chomsky

Cinco siglos después de la conquista europea, América Latina está reafirmando su independencia. Especialmente en el cono sur, desde Venezuela hasta la Argentina, la región se está alzando para acabar con el legado de dominación externa de los siglos pasados y con las crueles y destructivas formas sociales que ayudaron a establecer.

Los mecanismos del control imperial —violencia y guerra económica, un recuerdo apenas lejano en América Latina— están perdiendo su eficacia, un signo del cambio hacia la independencia. Washington está ahora obligado a tolerar gobiernos que en el pasado habrían atraído la intervención o las represalias.

En toda la región un vibrante conjunto de movimientos populares provee la base para una democracia con significado. Las poblaciones indígenas, como si estuvieran descubriendo su legado precolombino, son mucho más activas e influyentes, particularmente en Bolivia y en
Ecuador.

Estos desarrollos son en parte resultado de un fenómeno que durante varios años fue observado por los especialistas y encuestadores en América Latina. A medida que los gobiernos electos se volvieron más formalmente democráticos, los ciudadanos expresaban una creciente desilusión con el modo como la democracia funcionaba y señalaban su "falta de fe" en las instituciones democráticas. Han buscado construir sistemas democráticos basados en la participación popular antes que en la élite y el dominio.

Una explicación persuasiva sobre la declinación de la fe en las instituciones democráticas existentes fue ofrecida por el científico político Atilio Boron, quien observó que la nueva ola de
democratización en América Latina coincidió con "reformas" económicas ordenadas desde el exterior, que socavaban una democracia efectiva.

Los conceptos de democracia y desarrollo están estrechamente ligados en muchos aspectos. Uno es que tienen un enemigo común: la pérdida de la soberanía. En un mundo de naciones-estados, es algo claro que la declinación de la soberanía involucra la declinación de la democracia, y la mengua en la capacidad para conducir una política social yeconómica. Eso a su vez daña el desarrollo, una conclusión confirmada por siglos de historia económica.

El mismo registro histórico revela que la pérdida de la soberanía conduce a una liberalización impuesta, por supuesto para el interés de aquellos que tienen el poder de imponer este régimen social y económico. En los años recientes, el régimen impuesto es comúnmente llamado "neoliberalismo". No es un término muy bueno: el régimen social y económico no es nuevo, y no es liberal, al menos como el concepto fue entendido por los liberales clásicos.

En Estados Unidos, la fe en las instituciones también ha estado declinando de manera constante, y por buenas razones. Se ha abierto una gran brecha entre la opinión pública y la política. Eso muy raramente se divulga de manera pública, aun cuando la gente advierte que sus opciones políticas son desechadas.

Es instructivo comparar las recientes elecciones presidenciales en el país más rico del mundo con el más pobre de Suramérica, Bolivia.

En la elección presidencial de 2004 en Estados Unidos, los electores tenían que elegir entre dos hombres nacidos en la riqueza y el privilegio, que fueron a la misma universidad de élite, se unieron a la misma sociedad secreta en donde jóvenes privilegiados son entrenados para unirse a la clase gobernante, y fueron capaces de participar en la elección, porque estaban apoyados por similares conglomerados de poder privado.

Sus programas eran similares, coherentes con las necesidades de su sector: la riqueza y el privilegio. Los estudios de opinión pública revelaron que en una serie de asuntos principales, los dos partidos están bien a la derecha de la población en general, y el gobierno de George W. Bush, aún más.

En parte por estas razones, algunos temas se eliminaron de la agenda electoral. Los candidatos fueron empaquetados y vendidos como dentífricos y autos, y por las mismas industrias, dedicadas al engaño.

En contraste, basta ver la elección de Evo Morales en diciembre pasado. Los votantes estaban familiarizados con los temas, los muy reales e importantes como el control nacional sobre el gas natural y otros recursos, que tienen un apoyo popular abrumador. Los derechos de los
indígenas, los derechos de las mujeres, los derechos sobre la tierra y los derechos sobre el agua están en la agenda política, entre muchos otros.

La población eligió a alguien de sus propias filas, no a un representante de los estrechos sectores de privilegiados. Hubo una real participación, no simplemente el movimiento de una palanca en una caseta de votación.

La comparación, y esta no es la única, plantea algunas preguntas sobre en qué sitio se necesitan los programas de "promoción de la democracia". Dado su reciente surgimiento, América Latina debe enfrentar algunos de sus más graves problemas internos. La región es
famosa por la rapacidad de sus clases ricas, y por su falta de responsabilidad social.

Los estudios comparativos sobre el desarrollo económico de Latinoamérica y el este de Asia son en este aspecto reveladores. Latinoamérica está cerca del peor récord de desigualdad en el mundo, el este de Asia está cercano al mejor. Lo mismo ocurre en relación con la educación, la salud y el bienestar social general. Las importaciones en América Latina están fuertemente sesgadas hacia el consumo ostentoso; en el este de Asia, hacia la inversión productiva.

La fuga de capitales de Latinoamérica se ha aproximado a la escala de la deuda, sugiriendo un modo para superar esta aplastante carga. En el este de Asia, la fuga de capitales ha sido fuertemente controlada. Las economías de Latinoamérica también han estado más abiertas a la inversión extranjera que en Asia. Desde la década del cincuenta, las multinacionales extranjeras han controlado muchas más acciones de la producción industrial en Latinoamérica que en el este de Asia, según la Conferencia de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas. El Banco Mundial informó que en Latinoamérica la inversión extranjera y la privatización han sido en ocasiones "el sustituto de otros flujos de capital", transfiriendo el control y enviando las ganancias hacia el extranjero, a diferencia del este de Asia.

Mientras tanto nuevos programas socioeconómicos que se están desarrollando en Latinoamérica comienzan a revertir las tendencias que se originaron en la conquista de España —con las élites y economías latinoamericanas ligadas a los poderes imperiales pero no entre ellas—.

Por supuesto, este cambio no es muy bien recibido en Washington, por las razones tradicionales: Estados Unidos ha confiado en Latinoamérica como una base segura de recursos, mercados y oportunidad de inversiones. Y como sus planificadores han enfatizado por largo tiempo, si este hemisferio está fuera de control, ¿cómo puede esperar Estados Unidos resistir al desafío en otras partes? (www.telesurtv.net)

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Asimetrías

El Delito de ser Pobre

Por Fausto Fernández Ponte

I
Decíamos ayer acerca del caso de Luis Hernández Granados, a quien los agentes judiciales le fabricaron un delito de homicidio doloso, que de este episodio devienen moralejas.

Y algunas de las moralejas de esta fabricación de delitos y delincuentes como método para que la autoridad judicial en el Distrito Federal exhiba su eficiencia como tal, son:

1) Es delito ser pobre, humilde y tener baja escolaridad en esta ciudad capital de México y, por inferencia asaz válida, en este país nuestro.

2) El abuso del poder --fuere éste económico, político (formal como el del Estado y/o fáctico), cultural y de estatus social es, en este país, un estilo de vida.

3) Los pobres, los humildes, los desposeídos, los marginados --los proletarios, en suma-- viven, por ignorancia, con el temor al poder y sus expresiones.

4) Aquí, este poder tiene en la policía local (o municipal) su instancia más inmediata a la sociedad --es decir, al pueblo--. Es una instancia disuasiva y coactiva.

5) En México, el pueblo le teme a la policía, secuela de una experiencia histórica cuyo saldo es desfavorable a los intereses sociales y, a fuer de precisión, de los pobres.

II

Por supuesto, es un sucedido insoslayable de la vida nacional --la realidad, pues-- que las instancias disuasivas y coactivas del poder político depredan también a ricos.

Empero, existen diferencias. En los ricos el poder --y su representación judicial-- no penaliza la pobreza, sino la riqueza. Pero el rasero es el mismo.

Y ese rasero es el de la corrupción en el ejercicio de un poder establecido --en este caso, el de la procuración de justicia-- y sus hijas gorgónicas: depredación.

Tal depredación se representa en las modalidades variopintas de la compraventa ilegal de las potestades constituidas del aparato de procurador de justicia.

Así, se compra en realidad la aplicación discrecional de la leyes --el 90 por ciento de cuyo total es inconstitucional, según estudios científicos confiables-- de alcance punitivo.

Más allá de la inmoralidad de ese comercio execrable, éste es ventajoso --y, por ende, alevoso-- con respecto a los consumidores. Estos no tienen alternativa. Son cautivos.

Cautivos --secuestrados, diríase-- de un régimen de corrupción monstruosamente institucionalizada y una subcultura aberrante de depredación social.

III

Es allí, en esas instancias tan inmediatas a los mexicanos, en donde la corrupción adquiere modalidades terriblemente brutales. El abuso es por definición.

El abuso se traduce en conculcación y, con preocupante frecuencia, en violación impune y, ergo, cínica, de los derechos humanos del destinatario de la compraventa de poder.

Ese abuso es, desde una perspectiva antropológica y sociológica, sistemático y, diríase también, acusa peculiaridades de sistémica. No hay opciones.

Así, culpables o inocentes de la comisión de delitos son sometidos al yugo: pagar por el ejercicio discrecional, crematístico y comercial, muy lucrativo, de las leyes

Esa discrecionalidad, más que la ley propiamente y por sí misma, es la que tiene precio y costo. El precio es monetario. El costo, ir o no ir a la cárcel.

No todos pueden pagar ese precio --ni el costo--, como es el caso de Hernández Granados quien, a sus 34 años, tiene ante sí probable inevitabilidad de vivir 30 años preso.

Privado, pues, de su libertad, por no poder comprar el producto ofrecido --dejarlo libre-- y por ser víctima de la fabricación lucrativa para ciertos agentes y la autoridad.

ffernandezp@prodigy.net.mx

Glosario:

Coactiva: que ejerce coacción (fuerza o violencia) o resulta de ella.

Conculcación: acción y efecto de conculcar (quebrantar una ley, oprimir).

Disuasiva: que disuade o puede disuadir.

Execrable: digno de execración (aborrecer).
INFIERNILLO

Guízar y Valencia

Por Faustófeles

Que hace ya sus milagritos
el neoSanto mexicano,
al enfermo lo hace sano
y con el pobre hace ritos.
EDITORIALITO

Obispo de los Pobres

Por Edi Torcito


La alharaca de la religión organizada en México para el comercio y los negocios, en torno a la santificación del obispo de Xalapa, Rafael Guízar y Valencia, llamdo "el obispo de los pobres", tiene un propósito: acentuar la dominación cultural de los mexicanos por un poder económico y político terrenal, trasnacional inclusive, el de la iglesia católica, y de esa guisa hacer prevalecer sus intereses materiales manipulando la religosidad y recogimiento del pueblo de México. Como obispo, Guízar consolaba ciertamente a los pobres, exhortándolos a la aceptación pasiva de su estado, pero jamás se le ocurrió acabar con la pobreza, lo cual es una meta posible a la que, empero, se opone la religión organizada para el lucro.
TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Sobre la Brecha

Derecho, Economía y Política

Por Andrés Amador Mena

Desde mi punto de vista el derecho, la economía y la política no son tres problemas distintos, sino uno solo en el cuerpo vivo de la Nación y del Estado, o del Estado-Nación que es como mejor se le ha conocido en las últimas tres décadas a raíz de la infructuosa lucha del mercado o los mercados financieros ciegos e insensibles como son por naturaleza, para prescindir de sus servicios.

Derecho, economía y política se encuentran inextricablemente unidos, y de su buen o mal funcionamiento depende todo el conjunto de variables o elementos que se materializan en el desarrollo económico, y consecuentemente en el bienestar social y la felicidad general.

El hecho irrefutable de que en México 49 millones de personas sean pobres, y que de estos, alrededor de 19 millones viven en una situación aun más grave como lo es la pobreza alimentaria por carecer incluso de los ingresos suficientes para comer, es una demostración por demás elocuente aunque deplorable, de que gobernantes y gobernados deberíamos de concentrarnos con carácter de emergencia a la revisión cuidadosa y profunda de nuestro derecho, de nuestra economía y de nuestra política, y que esto no lo hagamos, que pasemos por alta una situación que atenta contra los derechos fundamentales, las garantías individuales y los derechos humanos de millones de mexicanos, es el gran problema moral, psicológico y cultural que se encuentra en la raíz de las hazañas y las desdichas de una nación como la nuestra, que lo ha hecho todo una y otra vez para vivir con libertad, pero cuando lo ha intentado hacer con justicia, una y otra vez, hemos extraviado el rumbo por egoísmo, por vanidad, por ambición y por soberbia.

Sobre este problema el gran maestro Justo Sierra nos dice en su Evolución Política de México que el enemigo es íntimo, que es decir: a) la superstición que sólo la escuela laica, con su espíritu humano y científico, puede combatir con éxito; b) la irreligiosidad cívica de los impíos que, abusando del sentimiento religioso inextirpable en los mexicanos, persisten en oponer a los principios, que, son la base de nuestra vida moderna, los que han sido la base religiosa de nuestro ser moral; y c) el escepticismo de los que, al dudar de que lleguemos a ser aptos para la libertad, nos condenan a muerte, y así, --concluye el maestro Sierra--, queda definido el deber, que es educar, y que quiere decir fortificar, porque la libertad, médula de leones, sólo ha sido, individual y colectivamente el patrimonio de los fuertes; los débiles jamás han sido libres, y toda la evolución social mexicana habrá sido abortiva y frustránea si no llega a ese fin total: LA LIBERTAD.

Derecho, economía y política, no son pues entidades separadas e independientes entre sí, sino absolutamente interdependientes y necesarias entre sí.

Una buena política propicia inexorablemente una buena economía, y una buena economía fortalece todo estado de derecho en cualesquier fase de desarrollo en que este se encuentre; por el contrario una mala política da lugar a una mala economía y una mala economía con tasas de crecimiento económico mediocre hace insostenible cualquier estado de derecho, y máxime si este es el de un país en vías de desarrollo como el nuestro, lo que redunda invariablemente en altas tasas de criminalidad y violencia.

Joseph E. Stiglitz que fue Nobel de Economía en 2001 nos dice en su libro El Malestar en la Globalización lo siguiente: “La política económica es la responsable de las grandes diferencias que se dan en la vida de la gente. Buenas políticas económicas pueden provocar una vida mejor, y malas políticas la empeoran. Esto es, en efecto, muy obvio, y sin embargo es necesario repetirlo una y otra vez. No dejar de decirlo”.

visiondeestado@hotmail.com