miércoles, febrero 21, 2007

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Asimetrrías

Elvira, Símbolo

Por Fausto Fernández Ponte

I
ELVIRA Arellano es un emblema de México. Emblematiza esta mujer lo sublime lo heroico-- y lo sórdido del fenómeno de la emigración e inmigración mexicana en Estados Unidos. Ella es una heroína.

Sin embargo, no es sólo heroína mexicana. No. También es heroína de EU. Concita simpatías enormes --cuya suma es una fuente de energía imparable-- y ciclópea solidaridad aquí, allá y acullá.

Es el símbolo de un fenómeno mundial, el de la emigración de millones de hombres y mujeres de los países pobres --por el saqueo histórico europeo y estadunidense-- en pos de una esperanza inasible.

Símbolo, asimismo, de la inmigración. Es decir, de millones de hombres y mujeres asentados en las antiguas y modernas --actuales-- metrópolis coloniales absorben mano de obra migrante.

Esas metrópolis, al absober los atributos laborales de los inmigrados y crear éstos, con su esfuerzo, riquezas sin cuento, se apropian de la plusvalía que, desde luego, no comparten.

De esa guisa, Elvira Arellano representa, como sincretismo icónico viviente, a todos los emigrantes e inmigrantes de Nuestra América, de Africa y de Asia e incluso los de la Europa misma.

Y con tal representatividad, Elvira Arellano encarna un símbolo poderoso, por elocuente, de una resistencia tenaz, con una alta motivación moral, contra las aberraciones letrísticas de un gobierno.

II

El gobierno de EU quiere deportarla a México y que, así, abandone a su hijo, Saúl, de ocho años de edad, nacido estadunidenase. Alicia Arellano lleva seis meses refugiada en una iglesia en Chicago.

Diez años atrás, Alicia Arellano dejó atrás su pueblo natal, San Miguel Curahuango, Michoacán, para emigrar, impulsada por el push factor: obtener ingresos en pos de mejoría material.

Pero la búsqueda de mejoría material no era sólo para ella, sino para poder tratar a su padre, víctima de una severe distrofia muscular que le impedía tener un empleo que allí eran --y aun son-- magros.

Esa motivación la armó de valor. Como muchos mexicanos emigrantes e inmigrados, ella no quería irse. Lo pensó y lo ponderó mucho. No había otra alternativa si quería aliviar la enfermedad de su progenitor.

Y emigró sin papeles --ni visa ni mucho menos permiso para laborar-- a una región de gran densidad de población mexicana, michoacanos y zacatecanos en su mayor grosor, en Chicago.

Allí trabajó, procreó un hijo, siempre bajo el temor de ser descubierta su situación de inmigrada ilegal y deportada a México. Pasó inadvertida muchos años. Sus remesas eran puntuales.

Esto nos describe, muestrariamente, el lado sórdido del fenómeno. Los poderes que son --y están-- determinan, con actuación caprichosa, la suerte de emigrantes en México e inmigrados en EU.

III

Así, lo sórdido es la ineptitud e insensibilidad, la perversidad --premeditada, por supuesto-- de los gobiernos estadunidense y de México y el juego macabro de complicidades sobreentendidas en el poder.

Y es que la emigración y, por inferencia válida, la inmigración, son objeto de prestidigitación y transvestismo político de los personeros del poder formal en ambos países.

Responsables de ello son los personeros de todos los niveles, no sólo de los gobiernos de uno y otro países, sino los del Estado mismo, en EU y en México, sin fuerza volitiva para comprender el fenómeno.

Ello disciérnese como un verismo insoslayable. Ambos gobiernos carecen también de voluntad política para salirle al paso al fenómeno y resolver sus consecuencias y efectos atendiendo a sus causales.

Para el gobierno de México, esas causales son insuperables. El propio Presidente Felipe Calderón --considerado por millones de sus coterráneos un mandatario espurio-- se lavó, inclusive, las manos.

Esto nos lleva al push factor --o agente impulsor-- principal que causa la emigración: el desempleo y, en un sentido más amplio, la pobreza, la desesperanza y la convicción de que no hay otra opción.

El gobierno de EU, quien lo preside, George W. Bush, usa como ficha negociadora, políticamente, el asunto de los inmigrados (los mexicanos allá legal o ilegalmente), mas rehúye, en el fondo, resolverlo.

Por ello, esta mujer valiente --Elvira Arellano-- mueve a emulación. Emular su convicción de resistir recursivamente la miopía y la contradicción de una estructura jurídica moral inhumana.

Glosario:

Plusvalía: acrecentamiento del valor de una cosa por causas extrínsecas a ella.

Sincretismo: Síntesis.

Travestismo: Persona que viste ropas propias del sexo opuesto.

Volitiva: Aplícase a los actos y fenómenos de la voluntad.

ffponte@gmail.com
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INFIERNILLO

Por Faustófeles

MARINOS y soldadotes
recibieron aumentitos
pero los generalitos
recibieron aumentoteS.
EDITORIALITO
Las Fobias de Chente
Por Edi Torcito
DURANTE su sexenio, Vicente Fox dió muestras con excesos de sus fobias ideológicas, políticas, culturales y, sobre todo, personales. Esas fobias dominaban su carácter y, como era de esperarse, presidían su conducta y su actuación como mandatario. Don Chente se dejaba dominar por esas fobias --algunas de ellas se manifestaban con odio incontrolable e inclusive públicamente--, las cuales son, desde una perspectiva psicológica, la secuela de ignorancias y éstas, a su vez, de prejuicios. A ello sumaríanse otros hechos incontrovertibles, a saber: 1) la irreprimida proclividad a hablar compulsivamente --hablar sólo por hablar-- que lo hacía decir tonterías, y 2) su registro distorsionado de la realidad circundante, social, económica y política, lo llevaba a creer en lo que deseaba y no ver las cosas objetivamente. Una de las fobias centrales de don Vicente era su disgusto por los sindicatos de trabajadores, por los dirigentes de éstos y, en general, por el sindicalismo, y su convicción reiterada de que el gobierno que presidía era uno de empresarios, por empresarios y para empresarios; el resto de los mexicanos no existía. Ello lo llevó a cometer persecuciones como la que desató contra Andrés Manuel López Obrador y la de intentar encarcelar al líder de los obreros, como Napoleón Gómez Urrutia, de los mineros, como chivo expiatorio de la tragedia de Pasta de Conchos, y librar de toda responsabilidad penal a Minera México, S. A., en ese drama de terrible muerte por asfixia de 65 mineros. Esta manifestación de irresponsabilidad perversa del entonces Presidente Fox fue difundida por el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira. La revelación, si bien aclara muchas cosas y confirma sospechas, es a toro pasado, lo cual no habla bien del valor personal ni civil del citado mandatario local. Empero, más allá de ese episodio, la moraleja emerge con ominosa sombra: en 2000 los mexicanos elegimos a un pobre idiota y demente como Presidente de la República. Por ello, tal vez, en 2006 no elegimos a nadie, aunque Felipe Calderón se alzó espuriamente con la Presidencia de la República con el concurso avieso, precisamente, del señor Fox.