domingo, octubre 29, 2006

Infiernillo

Calavera a Ulises


Por Faustófeles


SIN Ulises han quedado
los oaxaqueños entuertos
yaciendo ya con los muertos:
¡en sangre quedó ahogado!

Editorialito

Oaxaca Heroica


OAXACA ardía y los medios de difusión convencionales --radio, televisión, periódicos-- guardaban ominoso silencio que, precisamente por esa mudez, denotaban que algo muy grave estaba ocurriendo en territorio oaxaqueño. Y, en efecto, alguno muy grave ocurrió allí: el pueblo entero opuso resistencia pacíficamente --sin armas-- a la Policía Federal Preventiva enviada por el Presidente Vicente Fox para resolver un conflicto cuya única solución es la de atender las demandas de igualdad, justicia y equidad. Hubo muchos oaxaqueños heridos y, sábese por ahora, un muerto. Lo que ocurría en Oaxaca trascendió minuto a minuto gracias a Radio Universidad de Oaxaca, que se enlazó en el Distrito Federal y al resto de México con un medio alternativo, El Sendero del Peje, que también trasmite radialmente por Internet. La represión fue brutal, pero los oaxaqueños se sostuvieron Pueblo valiente.



TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Asimetrías

Oaxaca


Por Fausto Fernández Ponte

I

MIENTRAS usted lee este texto, caro leyente, el Estado mexicano --y su gobierno-- reprimen con el Ejército, la Marina Armada y la Policía Federal Preventiva al pueblo oaxaqueño para "retomar" --o "recuperar"-- Oaxaca y "devolvérsela" al gobernador Ulises Ruiz Ortiz.

La represión, en realidad, tiene otros móviles: los de "resolver" por la fuerza problemas que devienen de opresión histórica del pueblo por gobernantes sin representatividad social y se erigen en sátrapas corruptos, venales, ineptos y arbitrarios.

No huelga reiterar que la historia demuestra una y otra vez, con terquedad que no se antoja ociosa, que la represión no es la vía para salirle al paso al descontento popular y al resentimiento secuencial y acallar demandas conocidas de poner fin a injusticias de sátrapas.

Y no sólo eso. Esos sátrapas agreden a su propio pueblo. La agresión no es sólo deontológica --moral y ética--, sino también física. Aterrorizan. Y represalian al pueblo que demanda un cambio de gobierno y de gobernantes. Ese es el contexto actual en Oaxaca.

En el caso específico de Oaxaca, el sátrapa tiene el apoyo del Estado mexicano mismo y de su gobierno para reprimir la insurrección popular. La represión ha tenido y continuará teniendo víctimas inocentes. Esto nos lleva a Bradley, Brad, Will.

El último video que Brad realizó fue el de su propia muerte, ocurrida en Oaxaca el viernes 27 del mes que corre. Una bala disparada por un matón a sueldo del gobernador Ruiz Ortiz le atravesó el pecho, cerca del corazón.

Ese mismo día, en otros sitios en Oaxaca, tres personas más cayeron abatidos por las balas de los esbirros del gobernador Ruiz, que atacaron seis veces al pueblo oaxaqueño que se opone a que un sociópata corrupto y venal expoliándolo impunemente.

II

El documentalista estadunidense cayó en el cumplimiento de su deber laboral. Acopiaba materiales para documentales para Indymedia y Telesur, que lo exhibirían a audiencias en nuestra América indo, afro e ibérica y, desde luego, en Estados Unidos.

El video ha sido difundido ampliamente por Internet --en el blog o bitácora El Sendero del Peje (http://senderodelpeje.blogspot.com)-- y verlo causa espeluzno. Despierta la conciencia a sacudidas. La enciende y la incendia. Hace caer a quienes lo ven en rabia e ira.

Estas emociones tan poderosas son indicio de que un proceso de catálisis se está dando en la psique individual que, inexorablemente, concurrirá, convergente, en la psique colectiva. Lo registrado por Brad es la realidad brutal, desgarradora, de la represión.

Exhibido desde el domingo 29 en El Sendero, ese documento gráfico consigna al detalle los incidentes de ese ataque artero cometido por pistoleros que disparaban a diestra y siniestra a blancos indemnes --hombres, mujeres y niños-- del pueblo oaxaqueño.

Una mujer del pueblo explica, alterada, ante la cámara de Brad señala que los atacantes son pistoleros del gobernador Ruiz, que les paga 300 pesos diarios para aterrorizar a la población disparando al azar --indiscriminadamente-- a grupos de transeúntes y vecinos.

--Nosotros --dice la mujer-- no somos maestros. Somos pueblo. Queremos que el gobernador renuncie. Irse.

Otra persona --también registrado fedatariamente por la cámara de Brad-- denuncia a grupos porriles de la Universidad Autónoma de Oaxaca como los que desatan este terror en la población. Y coincide con la mujer: están a sueldo del gobernador.

El video registra, no sin dramatismo, otros incidentes del ataque contra la población.

--"¡At random!" --gritaba una y otra vez Brad.

III

"¡Random, random!", escuchábase de sus labios, alertando desesperadamente a los demás de que una bala perdida podría tocarles. La bala le tocó a él.

Menciónese que el vocablo inglés random significa aleatorio, al azar, a todo, indiscriminadamente. Los demás entendieron pronto el significado de la palabra que angustiosamente pronunciaba Brad.

Además de desesperación, adviértese frustración en la voz de Brad, tal vez porque su vocabulario castellano, no obstante que era amplio, no hallaba en ese momento el equivalente para avisar a los demás. El ataque culmina cuando el estadunidense cayó, se desplomó.

La cámara de video cayó su lado, registrando, sin detenerse, escenas del ataque. Gente corriente. Gritando. Guareciéndose de los balazos que provenían desde distintos puntos de posición de los tiradores, ocultos y agazapados.

El material filmado tiene un valor histórico enorme, además de político y, desde luego, jurídico, aunque, a nuestro ver, difícilmente la autoridad competente deslindará responsabilidad en los asesinatos de Brad y tres oaxaqueños, uno de ellos el maestro Emilio Alonso Fabián.

Estas víctimas se suman a otras seis cuyas muertes ocurrieron a resultas de la violencia intimidatoria --terrorista-- desatada por el gobernador Ruiz Ortiz en el decurso de los 163 días de movilización social de descontento y resistencia contra su administración.

Las vidas sacrificadas --de oaxaqueños y de Brad-- por los desmanes represivos del poder son un costo emocional y psicológico altísimo no sólo para el pueblo oaxaqueño, sino que, en lo político, resulta un precio impagable para el poder.

Ese costo político para el poder --más allá del sexenio de Vicente Fox-- tiene el atributo de crecer. El poder tendrá que pagar políticamente más y más: situarse al lado de la represión y deslegitimarse no sólo históricamente, sino en lo actual. No podrá gobernar.

ffernandezp@prodigy.net.mx

Glosario:

Deontológica: de deontología. Ciencia o tratado de los deberes.

Esbirro: oficial inferior de justicia. Secuaz a sueldo o movido por interés.

Fedatario: que da fe.

Sátrapa: hombre sagaz, que sabe gobernarse con astucia e inteligencia, o que gobierna despóticamente.

TEMA TRASCENDENTE DEL DIA

Editorial de Diario Libertad(http://www.diariolibertad.org.mx)
Oaxaca: la Represión
LOS personeros del gobierno con quienes los miembros del cuerpo editorial de Diario Libertad suelen conversar acerca de asuntos corrientes --estructurales y coyunturales-- de México, ya anticipaban lo que está ocurriendo en Oaxaca: la represión gubernamental.

Nótese que los periodistas solemos hablar con los personeros del gobierno --y/o el Estado mexicano propiamente-- con la condición de no difundir la identidad de éstos y casi todas las conversaciones son privadas. Off the record. Así, hablan con franqueza.

Desde hace varios meses --la insurrección oaxaqueña lleva, hasta hoy, 161 días-- se hablaba en los círculos del poder formal acerca de de la inevitabilidad de la represión militar, policiaca y paramilitar de los insurrectos. Se sabía, pues, que la represión ocurriría.

De esa guisa pudimos los periodistas trasmitir a la ciudadanía los aprestos anfibios de la Marina Armada de México para invadir Oaxaca, como si ésta entidad de los Estados Unidos Mexicanos fuese un país enemigo al que se le había declarado la guerra.

También súpose por esa misma vía --la de off the record-- que grupos paramilitares financiados por los intereses que representa el gobernador Ulises Ruiz Ortiz intensificarían acciones de terrorismo en agravio de los insurrectos.

Trascendió, de igual modalidad, que el gobierno realizaba desde meses atrás preparativos policiacos para entrar en acción en territorio oaxaqueño apenas se diera la coyuntura táctica y estratégica. La coyuntura se dio el viernes pasado.

En esa fecha --27 de octubre-- grupos paramilitares atacaron a ciudadanos indefensos, miembros de y afines a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y a la Secciòn 22 del Sindicato Nacional de Trabadojores de la Educación, reunidos en la vía pública.

Fueron varios ataques armados, tres de ellos en la capital. El saldo de esos ataques fue trágico: cuatro muertos y nueve heridos en grado variopinto de gravedad. UnO de los muertos fue Brad Will, un conocido documentalista estadunidense de Indymedia y Telesur.

A esos ataques siguieron ciertas acciones del gobierno por dos flancos: mientras el secretario del despacho de Gobernación, Carlos Abascal, exigía a la APPO y a la sección 22 "devolver" la vía pública, el Presidente Vicente Fox enviaba a Oaxaca miles de policías.

Esos hombres --elementos de la Policía Federal Preventiva-- ya han tomado posiciones en torno a varias localidades oaxaqueñas, incluyendo la capital, a la espera de la orden de atacar. Quizá ésta orden quizá haya sido dada ya a la hora de elaborar este editorial.

Este desenlace era, a nuestro ver, uno de libro de texto de ciencia política. Cuando el poder formal --el Estado y su gobierno-- y, sobre todo, el de una plutocracia tan venal como la mexicana, es desafiado por una insurgencia como la oaxaqueña, la respuesta es predecible.

Empero, al contexto de esta respuesta concurren factores imponderables: uno, que la insurgencia es popular; es decir, la de estamentos mayoritarios del pueblo de Oaxaca. Los insurrectos no son sólo unos cuantos descontentos. No. Es todo un pueblo descontento.

Otro factor es el efecto propagador de esta insurgencia, la cual ssi es reprimida bien podría agudizarse y extenderse a otras regiones de México --Chiapas, Guerrero, Puebla y Veracruz--, en donde prevalecen las mismas causas de la lucha social oaxaqueña.

Esa respuesta de libro de texto --predecible-- no parece registrar ciertos componentes contextuales de la realidad social y política de Oaxaca y otros estados: la del profundo descontento y su secuela, el resentimiento popular.

Podríase abundar aquí en las causales y expresiones de ese resentimiento popular, pero bástenos señalar que es un hecho objetivamente discernido tal vez no por el Presidente Fox y el secretario Abascal, pero sí por el Ejército Mexicano.

Ello explicaría las razones por las cuales el Presidente sólo utiliza a la Marina Armada --que a diferencia del Ejército no le exige órdenes por escrito para actuar en Oaxaca-- y la PFP. En el Ejército parece haber conciencia de las causdas del resentimiento popular.

Por otro laDO, están las consideraciones morales y éticas. El poder --el Estado y su gobierno-- es, por definiciòn, abrumador. El ejercicio de su facultad coactiva no deja de ser un abuso, no obstante su legalidad. Ésta justifica inclusive el abuso de la potestad.

El poder siempre tiene de su lado la ventaja, la alevosía, la premeditación y, desde luego, la impunidad legal que le otorga la filosofía jurídica. Por ese enorme poder coactivo, éste debe usarse con prudencia; es decir, únicamente para disuadir, no para acallar.

Insístase: No para acallar demandas populares legítimas que, si en algunas instancias irritan a aquellos intereses situados en la cultura del poder, no dejan de ser expresiones de anhelos históricos de cambiar la forma corrupta y autoritaria de gobierno.

Exhortamos al Presidente Fox a ser prudente y cauteloso en extremo en el ejercicio de su poder. La imprudencia podría incendiar a este país con mayorías lastimadas, dolidas y agraviadas. Las lecciones de la historia son elocuentes al respecto.