jueves, noviembre 23, 2006

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Asimetrías

El Poder Está en la Calle

Por Fausto Fernández Ponte

I
GÚSTENOS o no a muchos mexicanos, la realidad social y política de México exhibe insoslayable sus componentes y las consecuencias de la interacción de éstos.

Estamos en los prolegómenos de un proceso social y político que no se había visto desde el ocaso del porfiriato y a raíz del cuartelazo de Victoriano Huerta, a saber:

Por un lado, la movilización social inspirada bajo una filosofía de resistencia civil a lo que millones de mexicanos consideran un agravio de la plutocracia a sus intereses

Y, por otro lado, además de resistir civilmente por la vía pacífica y legal los zarpazos y dentelladas del poder plutocrático, la movilización social hoy no tiene prelación.

Una fase adicional es la de que esa movilización social no es la respuesta a un liderato unipersonal, sino al revés. Los segmentos representativos del pueblo escogen a su líder

Son esos segmentos los que se han organizado, por lo cual no es exagerado ni hiperbólico decir que es el pueblo el que organiza por sí mismo la defensa de sus intereses propios.

Y la presencia de esos segmentos representativos del conjunto de capas, estratos y clases sociales le otorga a la movilización social un cariz genuinamente popular.

La movilización social se expresa con el concurso activo y y la concurrencia directa y participativa de por lo menos un milón de personas en actos públicos de resistencia civil.

II

Así, aunque un millón de personas --por lo menos, reitérese-- conforma el 1 por ciento del total de habitantes y el 1.3 por ciento de ciudadanos, no dejan de impactar.

Pero ese millón --por lo menos, subráyese-- es una muestra fiel del espectro social de México. Esa fidelidad obsérvase en su composición proporcional: la mayoría es de pobres.

Y pobre es el pueblo de México, en gradación variopinta de marginación, carencias y desesperanza, ya sea en el umbral de la pobreza o ya traspuesto esa entrada o más allá.

Al nutrimento resistidor --activo, ciertamente-- de la movilización social identificamos una variante gemela, de carácter reivindicatoria. Se exigen cambios de calidad.

Y ello define la movilización social como revolucionaria o anticipadora de una fase que la sociología llama época de revolución social, distinta de revolución propiamente.

Una época de revolución social es una etapa de transición entre el momento en que las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción.

Es, pues, un compas, un interregno. Antonio Gramsci lo definió alguna vez como el periodo que media entre algo que no acaba de morir y algo que no acaba de nacer. Así estamos.

Lo que no acaba de morir es el poder plutocrático y la forma de organización económica y política desigual, injusta e inicua. Y lo que no acaba de nacer lucha por establecerse.

III

Lo que no acaba de nacer está ya en las calles y plazas públicas, resistiendo los pataleos y estertores de lo que no acaba de morir, escondido tras policías y soldados.

La historia nos dice que cuando el poder está en las calles, nada lo detiene. Se impone. Triunfa. El poder popular rompe los muros de la legalidad simulada.

En esa transición estamos todos los mexicanos, de una u otra modalidad. Todos. No somos ni estamos ajenos, aunque querramos, a ese proceso telúrico de muerte y nacimiento.

Independientemente de que si esos prolegómenos describen los inicios un proceso revolucionario o no, lo que sí adviértese objetivamente es lo siguiente:

1) El poder --bajo su definición deontológica y epistemológica-- está hoy, en estos momentos, en la calle, y no en los cenáculos de la plutocracia.

2) Ese poder --que es, a nuestro ver, una potestad popular-- es atizado, precisamente, por sus propios enemigos, la plutocracia, que actúa opuesta al interés del pueblo.

Es la hora del pueblo. Es el grito del pueblo lanzado justo en el instante mismo de la hora histórica. La historia llama a todos los mexicanos, aunque discrepemos entre sí.

Los mexicanos que "estamos bien" --satisfechos, pasivos, temerosos de los cambios y opuestos a éstos-- no debemos aceptar que otros estén mal, sobre todo si éstos son la mayoría.


faustofeles1@yahoo.com.mx
http://www.diariolibertad.org.mx
http://elgritodelpueblo.blogspot.com

Glosario:

Deontológica: relativo o pertenececiente a la deontología. Ciencia o tratado de los deberes.

Epistemológica: perteneciente o relativo a la epistemología. Doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico.

Interregno: espacio de tiempo en que un Estado no tiene soberano.

Plutocracia: gobierno de los ricos.

Prolegómeno: tratado que se pone al principio de una obra o escrito, para establecer los fundamentos generales de la materia que se ha de tratar después.

EDITORIALITO

Definición de Violencia

Por Edi Torcito

EN la multitudinaria unción de Andrés Manuel López Obrador como Presidente Legítimo de México abundaron las expresiones del sentir popular, ora de palabra --a viva voz, cantada a coro, inclusive--, ora en carteles y pancartas, muchas de ellas improvisadas. En esas expresiones esplendió de modalidad variopinta la esencia de la filosofía popular y su actitud ante lo que millones de mexicanos consideran que fue un despojo electoral de la voluntad ciudadana. La vocación por la síntesis y el sincretismo se derramó por la plaza --el zócalo-- y las calles adyacentes, atestadas de hombres y mujeres y niños que asistían a una fiesta cívica: la defensa de los derechos de la ciudadanía a contituirse en gobierno de pares o gobierno popular. En la salida de la estación Allende del metro, por la avenida Cinco de Mayo, alguien escribió en una pancarta una definición elocuentísima de violencia: "¿Quién es más violento, el que que roba una elección presidencial o el que la defiende?"
Esta definición resumía, precisamente, la racionalidad misma de las movilizaciones sociales a favor del voto y contra la imposición de un Presidente de la República mediante argucias
leguleyas y transvestimos pseudojurídicos, como los que realizó el Tribuna Electoral del Poder Judicial de la Federación para validar la elección del 2 de julio y declarar a Felipe Calderón Presidente Electo. La definición proyecta una cosmovisión popular de lo que debe ser la justicia.

INFIERNILLO

Sonríe...

Por Faustófeles

SONRÍE, mexicano, sonríe:
te encarecieron tortilla,
luz y leche y vas a trilla.
¡aguanta! Fox es el que rie.

TEMA TRASCENDENTE DEL DÍA

Una Leyenda de Intrasigencia

Por Carlos Reyes Romero

Antecedentes
CORRÍA el año de 1987. Después de una ardua y desgastante lucha interna la Corriente Democrática abandonaba el PRI; ya no había nada que hacer adentro. Atrás quedaban los debates internos, la "Marcha de las 100 horas por la Democracia", las intrigas del salinismo, la reticencia de muchos para romper con el PRI a pesar de las maniobras de Miguel de la Madrid y de Jorge de la Vega Domínguez, en ese entonces presidente del PRI, para imponer a Carlos Salinas de Gortari.
Cuauhtémoc Cárdenas no tenía otra alternativa. Clausuradas las posibilidades de la democracia en el PRI, había que salirse. Con él salieron del PRI: Porfirio Muñoz Ledo, Leonel Durán, Ifigenia Martínez, Leonel Godoy, Xavier Ovando, Román Gil y César Buenrostro, entre los que recuerdo. Su salida fue un golpe mortal para el partidocasiúnico, como lo llamó después Salinas de Gortari. La casa gobernante mexicana sufría su primera ruptura, su primera y fatal fractura; en adelante vendría el declive, el apremio de transferir el poder a nuevas fuerzas, antes de que el país se colapsara bajo el doble impacto de la crisis económica y de la crisis política.

Entonces como ahora "los de arriba" ya no podían gobernar como antes y "los de abajo" ya no querían seguir viviendo igual. La crisis económica pulverizo de golpe a las capas medias y polarizó la opulencia en unos cuantos y la indigencia en más de la mitad de la población. La credibilidad del sistema se desmoronaba estrepitosamente; el viejo régimen iniciaba su larga agonía cuyo hedor se prolonga hasta nuestros días. Las cosas tenían que cambiar y el ingeniero Cárdenas parecía llamado a cumplir ese destino.

Varios organismos de izquierda le ofrecieron su apoyo; entre ellos el Partido Popular Socialista (PPS), el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN) y el todavía en formación Partido Socialdemócrata (PSD). Por su parte, el Partido Mexicano Socialista (PMS) ya había lanzado la candidatura del Ing. Heberto Castillo Martínez, no obstante que se previno a su dirigencia de la conveniencia de esperar la salida de la Corriente Democrática del PRI.

El Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) lanzó la candidatura de doña Rosario Ibarra de Piedra, aunque una buena parte de sus dirigentes se incorporaron al nuevo cardenismo, entre otros Ricardo Pascoe Pierce, Pedro Peñaloza y Felipe Espinosa.

El maoísmo estaba pasmado y escindido. La política de las dos caras los había entrampado: por un lado el trabajo dentro del gobierno los había reunido en torno de los Salinas, de Raúl y principalmente de Carlos Salinas de Gortari, viejos compañeros de Adolfo Orive, de Beto Anaya, de Marcos Cruz, de Hugo Andrés Araujo, de Memo Dorantes y de tantos otros envueltos en los amores y desamores de Línea de Masas (LM) o de Línea Proletaria (LP); y por el otro, la raigambre popular del nuevo cardenismo cimbraba y removía la conciencia y los escrúpulos de Julio Moguel, de Luis Hernández Navarro, de Rosario Robles, de Saúl Escobar, de Armando Quintero, de René Bejarano, de la Organización de Izquierda Revolucionaria–Línea de Masas (OIR–LM), quienes finalmente se adhirieron a Cárdenas, aunque sin romper relaciones con su otra cara.

Los sindicalistas universitarios que nos agrupábamos en la Corriente Roja del STUNAM y en la asociación política Unidad Democrática, procesamos una alianza con la Corriente Democrática desde que ésta apareció en la arena política, lo que nos valió ser tildados de traidores y "priístas" tanto por los de la OIR – Línea de Masas como por los "históricos" del Consejo Estudiantil Universitario: Carlos Imaz, Imanol Ordorica y Toño Santos, quienes luego y sin ningún escrúpulo intentaron cabalgar políticamente sobre el prestigio de Cuauhtémoc. La historia colocó a cada uno en su sitio.
Esta alianza dio paso a una relación muy estrecha con la Corriente Democrática y en particular con el Ingeniero Cárdenas, que no sobrevivió debido a las artimañas e intriguillas de Porfirio Muñoz Ledo Castillo Ledón, quien quiso verle la cara a Evaristo Pérez Arreola, dirigente del STUNAM y de Unidad Democrática. En el mejor momento de esta relación se dieron los acontecimientos que se relatan en esta crónica.

No había tiempo para integrar un nuevo partido; los plazos para el registro de nuevas formaciones políticas estaban agotados. Había que salir por alguno de los partidos registrados en aquel entonces. ¿Pero por cuál? Por el PAN no se podía, dado que la Corriente Democrática había nacido enfrentando el pripanismo del partido oficial. Lanzar a Cuauhtémoc por cualquiera de los partidos de izquierda era exponerlo a la acusación de haberse entregado al comunismo, lo que en aquellos años le hubiera servido mucho al PRI.

Convenimos con Pérez Arreola en que lo mejor era salir por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), que era el refugio natural de los desahuciados por el partido oficial.

– ¿Por el PARM? ¿Y a quién conocemos de ahí?

– Alguna vez me contaste que viniendo de Laredo, te encontraste en el avión a Carlos Cantú Rosas y que te había saludado muy bien e incluso conversaron por buen rato. ¿Te acuerdas?

– Sí claro…

Le planteamos la estrategia a Cuauhtémoc y a Porfirio y, aunque con las reservas que aquí se relatan, estuvieron de acuerdo en que estableciéramos el contacto. Lo demás está en el relato.

Desde entonces han pasado muchos años. Los actores políticos de aquellos tiempos en su gran mayoría han salido de la escena política o su presencia esta muy debilitada. Me parece entonces que este aniversario es propicio para dar a conocer este relato, que en algo contribuye al conocimiento de nuestro acontecer nacional.

Chilpancingo, Gro., 10 de octubre de 2004


Epílogo

Hoy nuevamente siento la necesidad de dar a conocer este relato, que sólo se ha publicado en un semanario de Guerrero, ante los cuestionamientos de que se hace objeto al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas por su actuar político de los últimos meses y por su postura crítica ante López Obrador.
Vaya pues esta crónicarelato a cumplir su cometido de dejar testimonio sobre una conducta de rebeldía y de congruencia democrática, que mucho ha contribuido a forjar los cambios habidos en México en los últimos 20 años.

16 de noviembre de 2006

El primer paso fue dado el 14 de octubre de 1987, cuando el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, registró como candidato a la presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas. La candidatura del PARM no parecía representar riesgo alguno para el partido oficial. Sin embargo, como el tiempo lo demostró, fue la primera piedra para construir el Frente Democrático Nacional. En las semanas siguientes se sumaron a Cárdenas el Partido Popular Socialista y el Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional. Hacia mayo de 1988 la izquierda mexicana cerró filas de forma definitiva: Heberto Castillo renunció a la candidatura del Partido Mexicano Socialista en favor de Cárdenas. Así quedó conformada la alianza de partidos y organizaciones sociales de izquierda más importante en la historia de México.

PRD. Historia.- De la alianza al partido (1988-1989)
Página Internet del PRD
¡Usted lo hizo así!
--No sé licenciado. ¡Usted lo hizo así! Acuérdese que siendo usted presidente del PRI lo mandó a convencerme para que renunciara a mi triunfo como presidente municipal de Nuevo Laredo. Yo no metería las manos al fuego por él.
La respuesta sagaz, contundente, retadora de Carlos Cantú Rosas presidente del PARM cayó como tromba en cielo despejado, esa noche del domingo 11 de octubre de 1987, en la casa de Cuauhtémoc Cárdenas. Azorado, Porfirio Muñoz Ledo sólo acertó a responder:
--Bueno, bueno, no ahondemos en el pasado. Propongo que iniciemos la reunión.
Los demás nos miramos sorprendidos, temiendo que cualquier incidente diera al traste con las conversaciones iniciadas semanas atrás para buscar el lanzamiento de Cuauhtémoc Cárdenas como candidato a la presidencia de la República bajo el emblema y registro del PARM. Casi automáticamente asentimos en comenzar la reunión.
Desde su inicio las pláticas entre la Corriente Democrática y el PARM estuvieron rodeadas de desconfianzas y recelos mutuos. Cada que terminábamos una ronda de conversaciones, unos y otros nos lo manifestaban a Evaristo Pérez Arreola y a mí, quienes propusimos y facilitamos los encuentros. Políticamente eran primos hermanos pero no se querían.
Esa noche el ambiente era particularmente tenso. Nos habíamos citado para convenir cómo le entraríamos a la sesión del Consejo Nacional del PARM que estaba convocada para el lunes 12 de octubre. La decisión se había postergado desde el día anterior en parte por las desconfianzas, en parte porque no se tenía suficiente claridad acerca del rumbo a seguir.
Pedro González Azcuaga, Secretario General del PARM, aconsejaba y urgía, el día anterior:
-- Hay que hacer una jugada sorpresiva y en un solo acto. No hay que dar tiempo a que el enemigo reaccione y nos acabe. No debemos olvidar que nos estamos jugando todo.
El chiste es que eran cerca de las 10 de la noche y González Azcuaga no aparecía por ningún lado. Desde antes de llegar a la casa de Cuauhtémoc, Carlos Cantú Rosas y yo, cada cual por su lado, lo estuvimos buscando infructuosamente para llegar juntos a la reunión. Cuando nos vimos, comentamos que ojalá sólo se tratara de que hubiera decidido llegar por su cuenta.
Tampoco me animaba a preguntar mucho, dado el papel de enlace que jugábamos Pérez Arreola y yo, pero sobre todo porque nunca me ha gustado andar preguntando de más. El peso de los hábitos conspirativos…
Llegamos a la casa de Cuauhtémoc y nada; González Azcuaga no había llegado. Ya estaban ahí, Ifigenia Martínez, Leonel Durán, Porfirio Muñoz Ledo y el anfitrión. La pregunta era casi obligada:
-- ¿Y González Azcuaga?
--No sabemos, respondimos. Lo hemos estado buscando y no aparece, confiábamos en que estaría aquí. Propusimos esperarlo.
Seguimos insistiendo en su teléfono el cual invariablemente sonaba ocupado. Entre tanto, mientras comentábamos los sucesos políticos recientes, nos bebimos unos tragos de Whisky escocés que Cuauhtémoc había sacado de una alacena.
La incomodidad y la tensión del ambiente aumentaban y ni luces de González Azcuaga.
De repente, Porfirio Muñoz Ledo en uno de esos lances muy de su estilo, en áspero reclamo le espetó a Cantú Rosas:
--¿Perdone licenciado, no será que su amiguito ya negoció y se cambió de bando?
El giro directo, ineludible, nos agarró de sorpresa a todos y no acertamos más que a mirar a los contendientes: Porfirio con la mirada y los colmillos afilados, el viejo zorro en acción; Cantú Rosas, con toda su soberbia plebeyez, sabiéndose non-grato a los ojos de la nobleza política que nos recibía esa noche, estaba totalmente dispuesto a revertir la tarascada de Porfirio.
La respuesta le salió del alma, con todo el sabor de los viejos agravios; clara, concisa, hiriente:
--No sé licenciado. Usted lo hizo así!…
Apresurar el paso.
Rápidamente nos pusimos de acuerdo. Previendo que González Azcuaga para esa hora ya habría negociado con Gobernación o vaya usted a saber si con el propio Carlos Salinas de Gortari, decidimos apresurar el paso; Carlos Cantú Rosas sensibilizaría y haría la propuesta al Consejo Nacional del PARM de lanzar la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas; Porfirio, Cuauhtémoc y los demás convocarían a la prensa y a los de confianza y nos esperarían en Andes; yo concurriría al PARM y les mantendría informados de los sucesos.
Nos despedimos, yéndonos cada quien a su casa.
La pasión y el anhelo de asaltar el cielo.
Pérez Arreola se encontraba en Ciudad Acuña, telefónicamente le narré todo. Al día siguiente, 12 de octubre, según lo convenido, me fui a las oficinas del Comité Ejecutivo Nacional del PARM, en las calles de Puebla, en la Colonia Roma. En cuanto llegué, alrededor de las 13:00 horas, Cantú Rosas me puso al tanto: Pedro González Azcuaga había llegado media hora antes y se había metido directamente a la sesión del Consejo. Ni siquiera quiso hablar con Cantú Rosas. Ya ante los integrantes del Consejo, González Azcuaga sin decir agua va, planteó la disyuntiva: el PARM debía lanzar como su candidato a Carlos Cantú Rosas o, en su caso, adherirse a la candidatura de Carlos Salinas de Gortari o perdería su registro y prerrogativas. El gobierno no estaba dispuesto a permitir que el PARM cobijara a Cuauhtémoc Cárdenas.
La estrategia del terror no le funcionó; le silbaron, mientras le exigían a gritos que explicara claramente qué había negociado, con quién y cuánto le había dado. González Azcuaga optó mejor por retirarse profiriendo amenazas sobre el futuro del PARM.
De todas maneras dejó el ambiente calientito y cuajado de interrogantes. Entonces, Cantú Rosas empezó haciendo el recuento de los orígenes del PARM y sus vínculos con el gobierno; de que ya era tiempo de que dejaran de comer las migajas que el poder dejaba caer de la mesa; de cómo estaba el país y cómo crecía la inconformidad ciudadana; de los nuevos vientos de libertad; de porqué su candidatura no era la adecuada y de cómo para cambiar al país se requería una de mayores vuelos…
Algunos –incrédulos ante lo que sucedía y escuchaban– empezaron a argumentar que Cuauhtémoc era un fracasado, un perdedor, que no tenía futuro, que se arriesgaba todo por nada.
Interiormente hacían el recuento de los pros y contras de la decisión y de cómo afectaría a sus vidas, sus familias, su patrimonio.
De repente intervino Jorge Cárdenas González, con toda la experiencia y la madurez de sus muchos años. Mesándose sus arriscados bigotes, se plantó en medio de aquel salón-auditorio y mirando de frente a los presentes, dejo caer una tras otra sus palabras:
--De qué nos afrentamos, señaló. Todos los que estamos aquí somos fracasados. Todos la buscamos durante mucho tiempo por el PRI y siempre nos hicieron a un lado. Eramos fracasados cuando decidimos jugarla con el PARM y la ganamos. Yo le he ganado dos veces al PRI, Cantú Rosas también y muchos otros. Somos, dijo enfático, un partido de fracasados ganadores…
Era increíble, pero los ojos de aquellos hombres y mujeres, la mayoría de ellos en el otoño de sus vidas se inundaban de remembranzas, de inquietudes, de resplandores.
Detrás intervino Adolfo Kunz Bolaños–20 años de militancia parmista, dirigente en el DF– para plantear que el candidato debía ser Carlos Cantú Rosas; que porqué siempre había que trabajar para otros; que en todo caso si Cantú Rosas no deseaba la candidatura, el sí y la demandaba clara, abierta y legítimamente. Tenía derecho a ella y lo ejercía con dignidad. No tuvo eco.
La posibilidad de ganar con Cuauhtémoc fue haciéndose tangible, deseable, posible. La rebeldía interior de aquellas gentes, contenida por años de real politik, de pragmatismo, se desbordaba ahora; les fluía la pasión y el anhelo de asaltar el cielo, se les iluminaba el rostro… y la vida.
Nunca antes los había tratado y me impactaron sus debates. Seguía con interés sus reacciones, su lenguaje, sus gestos. Nunca espere lo que ahí sucedía. Los vi erguirse en toda su estatura humana y agigantarse. Sin esperarlo, atestiguaba un generoso y vital proceso de renacimiento humano y político. El viejo lobo estepario enternecido y gozoso rondaba mis adentros.
--¿Y si Cárdenas no acepta ser nuestro candidato? Grito alguien.
Carlos Cantú Rosas la agarró al vuelo y la devolvió:
--Preguntémosle! Propongo que una Comisión este Consejo… ¿Qué digo?… Propongo que todo el Consejo vayamos a verlo y le requiramos su respuesta!
Kunz Bolaños terció todavía:
--Siempre y cuando acepte afiliarse al PARM y hacer suyo nuestro programa y estatutos!
--Propongo que tú mismo a nombre del Consejo se lo plantees, le reviró Cantú Rosas.
Todos expresaron su acuerdo. Cantú Rosas me presentó entonces ante la asamblea y me pidió contactar a Cárdenas para solicitarle la entrevista. Lo hice y de inmediato nos dirigimos todos hacia la vieja casona de Andes, en las Lomas de Chapultepec. Llegamos alrededor de las cinco de la tarde.
Cuauhtémoc nos recibió en el jardín de muy buen humor y con esa cálida sonrisa que lo transforma todo cuando le gana lo espontáneo; aceptó la postulación del PARM y hasta las condiciones puestas por Adolfo Kunz Bolaños.
Noté que no había periodistas. Le pregunté a Cuauhtémoc porqué. Su respuesta fue lacónica.
--La verdad, dudamos que fueran ustedes a venir.
La noticia salía al aire.
De la casa de Cuauhtémoc nos fuimos directamente a las oficinas del PARM, a organizar la difusión de la noticia. En cuanto llegamos empezamos a elaborar el boletín de prensa y a comunicarnos por teléfono con las redacciones de los medios. La reacción era casi invariable:
--Ya tenemos aquí un boletín, donde se explica la destitución del Comité Ejecutivo del PARM y la postulación a la presidencia de la República de Carlos Salinas de Gortari; está firmado por Pedro González Azcuaga, como nuevo presidente de su partido.
Debo confesar que nos sorprendió mucho la audacia de González Azcuaga. Por un momento llegamos a pensar que Gobernación ya nos había comido el mandado. Sin embargo, nos sorprendió todavía más la inusitada y magnífica actitud de los medios. Era simplemente increíble. En cuanto se enteraban de los pormenores del asunto, con manifiesta solidaridad nos alentaban:
--No se preocupen, vamos a dar la noticia; nada más, por favor, envíenos su boletín para respaldarla.
Así fue. Uno tras otro, los distintos medios fueron dejando de lado el boletín de González Azcuaga.
Se habló a Televisa con la finalidad de que la noticia saliera en "24 Horas"; nos contestó Ana Cristina Peláez, quién explico que les era imposible sacar la noticia al aire. Estábamos apenas comentando el incidente, casi a las 11 de la noche, cuando repiqueteo el teléfono. Era Jacobo Zabludowsky, quien luego de identificar a Zapiain el secretario de Prensa, pidió hablar con Carlos Cantú Rosas.
--Buenas noches, Lic. Cantú Rosas. ¿Es cierto que el PARM ha decidido lanzar la candidatura del señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia de la República? Inquirió directa y lisamente.
Cantú Rosas le respondió afirmativamente y lo puso al tanto de los pormenores de la decisión. Jacobo le aseguró que en ese momento la noticia salía al aire; sólo solicitó –como todos– que se le enviara el boletín, aunque fuera en la madrugada.
Esa noche, en el último segmento de "24 Horas", Televisa dio a conocer al país la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas.
Pensando en las implicaciones.
--Y tú ¿qué haces aquí? Me interpeló Manuel Menéses, jefe de Información del diario La Jornada, cuando alrededor de las 11:30 de la noche le entregué el boletín de prensa, anunciando la postulación de Cuauhtémoc. ¿No me digas que también Evaristo está metido en este rollo?
--Así es! Le contesté llanamente.
--Pero, se supone que ustedes son de izquierda, ¿o no?
--¿Y qué tiene? No estamos peleados con la democracia.
Me mostró entonces dos boletines de prensa más: el de González Azcuaga a favor de Salinas de Gortari y otro que llamó poderosamente mi atención. Era un boletín del Partido Popular Socialista, donde se anunciaba que para el 16 de octubre, conjuntamente con el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional y otro organismo de izquierda que ahora no recuerdo (tal vez, el PAIS), lanzarían la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas.
--¿Cuál de todos es el bueno? Me preguntó.
--Este! Le dije al tiempo que le regresaba el del PARM.
Nos despedimos prometiéndonos tomar algún día un café, que nunca nos hemos tomado.
--Salúdame a Evaristo. Me dijo, con la sonrisa en la boca, enfatizando la fraternal despedida.
Me retire de La Jornada, envuelto en esa singular satisfacción que se experimenta cuando se es partícipe de algo trascendente.
Camino a casa iba pensando en las implicaciones del otro boletín, el del PPS:
--¿Y si también hacen suya la candidatura de Cárdenas? ¡Ya la hicimos!
Y también en otras implicaciones:
--¿Y Bartlet? Me cuestionaba mientras pensaba que el entonces secretario de Gobernación, había dejado pasar la jugada. Me parecía claro que no había ejercido su poder para impedir el destape de Cuauhtémoc, ni para silenciar o minimizar la noticia. La actitud de los medios presagiaba que el golpe iba a ser demoledor y…lo fue.
Desde aquella noche muchas veces me he interrogado sobre la actitud de Bartlet en ese día, esa noche, el día siguiente… ¿Fue error simplemente? ¿Fue algo valorado y premeditado? No lo sé y dudo que alguien más que el propio Bartlet lo sepa. Lo cierto es que esa conducta, deliberada o no, nos ayudo mucho y eso fue favorable para el país. Enhorabuena.

El país tenía nuevamente esperanza.
El paso estaba dado y era irreversible. Atrás quedaban la salida del PRI, los cabildeos, las rondas de negociación entre la Corriente Democrática y el PARM, las desconfianzas mutuas, los escarceos entre Muñoz Ledo y Cantú Rosas, las dudas, siempre guardadas, de Cuauhtémoc.
A partir de ese momento, el PARM tenía ya candidato presidencial, que dos días después sería ratificado por la Convención Nacional de dicho partido. Posteriormente harían lo propio el Partido Popular Socialista (PPS), el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), la Unidad Democrática (UD), el Partido Auténtico de Izquierda Socialista (PAIS), el Movimiento de Acción Socialista (MAS), el Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM), el Partido Socialdemócrata de México (PSM), diversos movimientos sociales y ciudadanos y varios meses después…el Partido Mexicano Socialista (PMS).
La ruptura del sistema estaba dada. La omnipotente casa gobernante mexicana se escindía y con ello se habría la posibilidad de reencauzar el rumbo de la Nación. Esa era nuestra principal motivación y por ella arrostramos todos los riesgos. Sentíamos que Cuauhtémoc Cárdenas era el hombre capaz de lograrlo. Y en cierto sentido lo logró.
Era formidable. El país tenía nuevamente esperanza.
Cárdenas, mostró al país, que el tránsito hacia la democracia era viable y tenía futuro. Más aún, abrió de par en par las compuertas para que por este cauce fluyeran los afanes populares y ciudadanos que –a través de los partidos, sin ellos y hasta en contra de ellos– le van dando rostro, contornos y estatura federalista, pluriétnica y pluricultural a la nueva República.
Actividad humana encaminada al bien común.
Tal vez algún día podamos hacer una valoración imparcial y justa de este hombre tan agraviado tanto por la traición de muchos que ostentaban ser sus más cercanos colaboradores como por el flagelo de sus enemigos. Enhiesto ante la adversidad, Cuauhtémoc soportó estos embates sin pedir ni dar tregua y, lo más grandioso sin rendirse, ni doblegarse. Alguien en el país tenía que dar esta lucha por la dignidad, y Cárdenas la dio con decoro republicano.
Precisamente por este rechazo suyo a la negociación en el momento en que ésta era esgrimida y utilizada como sinónimo de contubernio, de transa, de genuflexión ante el poder, se ha construido a su alrededor una leyenda de intransigencia. Sin embargo esta sería una lectura incorrecta, el reclamo y la lucha de Cuauhtémoc reivindicaban la política como instrumento de diálogo respetuoso, de forja de consensos, de espacio de encuentro y construcción, de relación entre pares; demandaba darle a la política la dimensión ética que le corresponde como actividad humana encaminada al bien común.
Ahora, nueve años después, bajo estas premisas, posibles ya en el país, los diversos partidos han podido reunirse en la Mesa de Bucareli y salir airosos en la negociación y consenso de la reciente reforma electoral, que anticipa la del Estado, sin que su honorabilidad quedara en entredicho.
Los mexicanos todavía no estamos acostumbrados a reconocer a nuestros grandes hombres sino hasta que mueren. Algunos podemos permitirnos esta libertad gracias a nuestro espíritu libertario; y también porque ejercemos la vocación de reformadores sociales sin tomarle parecer al poder, ni quitarle nada a nadie.
CARTA A PORFIRIO MUÑOZ LEDO

Sr. Licenciado Porfirio Muñoz Ledo
Presidente del Consejo Consultivo
del Frente Amplio Progesista

Mi estimado amigo:

Es de explorado derecho constitucional que el Congreso de la Unión se integra por dos Cámaras: una de Senadores y otra de Diputados, formando ambas el Poder Legislativo Federal, el cual sólo tiene la facultad de expedir leyes o decretos, cuyas iniciativas deben ser previamente discutidas y aprobadas en una Cámara de origen y luego ratificadas o modificadas en la otra Cámara.

En este sentido, cuando el diputado presidente solicita al Jefe del Poder Ejecutivo de la Federación, que envie al Palacio Legislativo soldados encubiertos en guardias presidenciales y policías federales preventivos, estamos ante una indebida solicitud que debe ser anulada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mediante una controversia constitucional que debe ser impetrada cuando menos por el 33% de los diputados agraviados.

Esto es así porque el pedido de militares al Poder Ejecutivo Federal por parte del diputado presidente es un decreto inconstitucional, ya que por un lado este diputado indebidamente encarna al Congreso de la Unión; y, por otro, el diputado presidente previamente no sometió ese decreto al pleno de su Cámara, integrado por otro 499 diputados, máxime que al motivarse tal petición con estulticia y sevicia en que se procura la salvaguarda de los propios diputados, en realidad se les sustituye por soldados de la tercera brigada de la Secretaría de la Defensa Nacional, siendo ello violatorio del artículo 129 Constitucional, un hecho notorio que no requiere prueba según dispone el Codigo Federal de Procedimeintos Civiles, supletoriamente aplicado a la Ley Orgánica del artículo 105 Constitucional, conforme a la cual es procedente la supensión provisional e inmediata del indebido decreto en comento.

El invocado artículo 129 Constitucional dispone que "En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tenga exacta conexión con la disiplina militar..."

A t e n t a m e n t e

Lic. Raúl Domínguez Domínguez
ANALISIS ALTERNATIVO

¡Albricias! Tenemos dos Presidentes

Por Ramsés Ancira

LEJOS de pronosticar el caos, la nueva Babel o la llegada del evento apocalíptico, la protesta de Andrés Manuel López Obrador como Presidente alterno nos debe llenar de esperanza pues nunca más viviríamos gobiernos absolutistas, empresariales, oligarcas, presidencialistas y mucho menos imperiales.

En un país donde el 59 por ciento de las personas declara tener el mínimo para sobrevivir, el 39 por ciento considera indispensable vivir con austeridad y sólo el 11 por ciento acepta una situación desahogada, tener dos presidentes no es una desgracia, ¡es un lujo!

México, el país cuya forma geográfica recuerda el cuerno de la abundancia, el decimotercer país más extenso del planeta, donde extensas regiones disfrutan de nevadas, tal como sucede en Noruega, Dinamarca, Canadá, Estados Unidos y otros países del primer mundo; donde coexisten secos desiertos y dos mil kilómetros de litorales, es generoso, tanto, que hasta se pude dar el lujo de dos presidentes.

Hay algunos problemitas, aunque pero pueden resolverse; por ejemplo ¿Cómo se pueden repartir los impuestos? He aquí una propuesta:

Calderón y Cartens pueden administrar los que genere Televisa, si es que le sobran después del Teletón; los impuestos de TV Azteca, los gravámenes que se producen tras las utilidades de los bancos, los de los grandes corporativos, las tributaciones retenidas a Wall Mart, Telmex, Infinitum, Cablevisión y las cadenas hoteleras que usufructúan nuestras playas y los grandes beneficios del turismo.

A López Obrador le dejarían administrar sólo los de los causantes con ingresos menores a 10 mil pesos mensuales, los de la sufrida clase media que no puede evadir impuestos, o al menos no le pone tanto empeño como los generosos barones de la industria de la caridad.

Tampoco nos vamos a limitar por legisladores: apoyen irrestrictamente a Calderón los políticos más impolutos, los egresados del Tec de Monterrey, la Libre de Derecho y los Chicago Boys; Jorge Mendoza, audaz conquistador del Chiquihuite, del todo inocente del dspojo de Canal 40; el amigo, "pero nomás poquito" del presunto pederasta Kamel Nacif, Emilio Gamboa Patrón; el héroe de los oaxaqueños y sobreviviente de atentados José Murat. el adalid de los burócratas Joel Ayala y otros brillantes adalides de la democracia. Los que sobren de esta caterva de librepensadores que apoyen las reformas propuestas por Andrés Manuel.

Como se observa, para todos hay. Si 15 millones de ciudadanos, incluidos los magistrados del TRIFE y los ministros de la Suprema Corte de Justicia, votaron por Felipe Calderón, los casi 15 millones de mexicanos que votaron por López Obrador no pueden ser despojados del presidente electo por ellos.

Por otra parte, ningún mexicano puede considerardesatinada la propuesta de que el costo por los servicios de telefonía, créditos bancarios, suministro de luz eléctrica, televisión por cable y gasolina sea al menos igual al de las tarifas de Estados Unidos, si allá el salario mínimo es 15 veces más alto que el de México.

Tampoco está demás que, si los egresados del Politécnico y la Universidad Nacional Autónoma de México no tienen cabida en las principales carteras de Felipe Calderón, se les asigne un lugarcito, aunque sea "pirata" en el gabinete alterno de López Obrador.

¿No hemos sido promotores de la libre competencia? ¿Acaso el Consejo Coordinador Empresarial no nos suplicó una y otra vez que no renunciáramos a nuestra libertad de elegir?

Pues bien, en este país de profundas desigualdades y enorme pobreza, hoy tenemos la libertad de elegir. Que cada quien escoja a su Presidente y todos en paz.
UTOPÍA

Caciques y Caudillos

Por Eduardo Ibarra Aguirre

BUROCRÁTICAMENTE Vicente Fox Quesada y Martha María Sahagún Jiménez festejaron el 96 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana. El trámite lo realizaron en una gélida mañana que armonizó muy bien con el acto al que sólo asistieron selectos invitados y niñas acarreadas de una secundaria para cubrir el expediente.

A la autodenominada pareja presidencial sólo le quedan ocho días para su desaparición, para fortuna de la República, de la legalidad y del Estado de derecho, homenajeados todos los días por Fox y Sahagún. La simple existencia de la anticonstitucional figura constituye la cancelación de valores democráticos básicos.

Pero junto a desaparecer políticamente, el futuro de la pareja como tal pareciera incierto. Doña Mercedes Quesada Etxaide auguraba que al concluir el sexenio de su vástago al que siempre le negó condiciones intelectuales para ser candidato presidencial -"Muchachos (dijo a los reporteros), yo sé de lo que es o no capaz Vicente, pues yo lo parí y eduqué--, la pareja se disolvería porque estaba armada con base en el interés pecuniario. Es problema de ellos. A Utopía corresponde sólo la crítica por la brutal usurpación de funciones.

Fox Quesada utilizó el festejo de la Revolución que tanto aborrece ideológicamente, pero sobre todo en el plano mercantil porque dañó intereses agrarios de su padre José Luis Fox Pont --los que ahora defiende con todo el poder que da el uso faccioso de las instituciones--, para autoelogiarse porque siempre ignoró --como tantas cosas elementales más-- que elogio en boca propia es vituperio, y para lanzar severas críticas a Andrés Manuel López Obrador.

Sin mencionar al de Macuspana, Tabasco, por su nombre --como hacen todos los gobernantes cobardes-- Fox sostuvo que "bajo ninguna circunstancia" las libertades deben ser conculcadas por caciques y caudillos, pues "nadie tiene derecho a pensar y decidir por el pueblo".

La existencia de la pareja presidencial, ostentada retadoramente por Fox hace dos semanas, es la más primitiva expresión de cacicazgo y caudillismo, de la abrogación "del derecho a pensar y decidir por el pueblo". Lo hace por encima de la voluntad de los electores --que en mala hora y con la eficaz promoción del voto útil--, lo eligieron presidente de la República. Mas nunca fue electo como primer marido del país, como se refiere con fundamento en la opinión pública y reza la siempre sabia voz popular.

El contradictorio diagnóstico del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre el papel de Vicente Fox en la jornada del 2 de julio, es propio de un cacique y de un caudillo porque "puso en grave riesgo la elección", no de un demócrata que encabeza un gobierno del cambio. Y qué decir de hace seis años, cuando arribó a Los Pinos con financiamiento del extranjero, apuntalado económicamente por Roberto Hernández Ramírez, mediáticamente por Ricardo Salinas Pliego y otros de los 39 dueños de México, calumniando a las instituciones que hoy tanto defiende y sin estar clara la nacionalidad mexicana de sus padres.

Por lo demás, la poderosa y enriquecida cacique del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo Morales es aliada del guanajuatense adoptivo y dizque amiga de la zamorana. También fue pieza clave para que el 2 de julio, excepto el grupo gobernante: "nadie tiene derecho a pensar y decidir por el pueblo".

Grupo que también tiene en el puntual respeto a los cacicazgos que dominan, explotan y ensangrientan a Oaxaca y que representa espléndidamente Ulises Ruiz Ortiz, la garantía para que Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa tenga quórum para reproducirlo institucional y formalmente.

Acuse de recibo
"¿Hasta cuándo van a seguir diciendo que le `robaron´ la Presidencia a AMLO?", pregunta el lector Luis V Medina. Tras la interrogante ordena: "Ya cambien de discurso, eso ya no pega. Perdió por soberbio y envidioso. Punto. Lo peor sería que de hoy en adelante el PRD quiera `imponer´ su voluntad. ¡Están locos de remate!"... Otro lector, Juan Carlos Ávila, también se transforma en siquiatra: "Leído su articulo del día 16 de noviembre, me parece que en honor a la verdad usted tiene mucha razón en lo que menciona; sin embargo, a estas alturas y como simple ciudadano me parece muy parcial su análisis sin incluir las grandes carencias de un personaje esquizoide y dictatorial en la búsqueda de un supuesto cambio para vivir mejor todos...". Jesús Ibarra Salazar comenta desde Monterrey: "Yo no creo que Cárdenas se dio cuenta de que no podía aceptar la coordinación de los festejos patrios. Pienso más bien que cumplió con un objetivo: el de impedir el arribo a la Presidencia de la República del `peligro para México´, como parte de la estrategia de la derecha en el país".

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