La Farsa del Teletón
Por Andrés Valdez Zepeda / Delia A. Huerta Franco*
EL Teletón-México llega a su décima edición este mes, como parte de las actividades "altruistas" en la que participan, entre otras, distintas empresas de la comunicación, personajes del espectáculo y connotados políticos. Creado formalmente con el propósito central de recolectar fondos económicos para construir y financiar los Centros de Rehabilitación Infantil (CRIT) y asistir a los niños con "capacidades diferentes", ayudándolos a su rehabilitación,1 el Teletón ha sido utilizado para hacer negocio. Lucra con el dolor y las desdichas de los menores discapacitados y con la buena fe y los sentimientos de los mexicanos.
Lo que se presenta en los medios como acto filantrópico altamente humanitario, esconde diferentes intereses perniciosos y despropósitos, en los que el lucro y el beneficio mercantil se imponen sobre otro tipo de consideraciones.
Las empresas que aportan al "fondo Teletón" tienen la posibilidad de deducir de sus impuestos lo que están obligados a pagar por ley; finalmente es el fisco el que lo está subsidiando. En algunos casos, las empresas que aparecen como donadoras obligan a sus altos y mandos medios a aportar dinero para el Teletón. Sin embargo, al poderlo deducir, las empresas "altruistas" se apropian de un recurso económico que es de sus trabajadores, haciendo así un doble negocio. Esto es, quien aporta una parte importante de la donación son los gerentes y directores de las empresas, pero al ser deducido fiscalmente por parte de la empresa, éstas obtienen un beneficio económico a partir de la cuota que aportaron sus trabajadores.
Al aparecer, de cara a la nación a través de los medios, como donantes para una causa humanitaria, las empresas obtienen, además, beneficios intangibles como lo es la mejora de su imagen, visibilidad social, un alto posicionamiento, credibilidad y, sobre todo, más rating, lo que se traduce en mayores ventas. Los medios, además, cobran la publicidad asociada al Teletón: nada es gratuito.
Una vez terminada la fiesta mediática de diciembre, las empresas participantes que ya han materializado el beneficio económico y logrado su intencionalidad comercial, se desatienden y abandonan a su suerte a los CRIT, cuyos directivos tienen que acudir a los apoyos gubernamentales para poder subsistir y así ofrecer los servicios de rehabilitación para los miles de niños solicitantes. De hecho, una institución de origen privado como la Fundación Teletón, que está detrás de este proyecto altruista, y los propios directivos de los CRIT, realizan diferentes presiones,2 perdón gestiones, para que los gobiernos en turno, sean federal, estatal o municipal, colaboren en el sostenimiento presupuestal de dichos centros.
En algunos casos, la carga presupuestal para las finanzas públicas es considerable. Por ejemplo, en 2003 la aportación del gobierno del Estado de México fue de 30 millones de pesos, el de Coahuila de 20 millones, el de Guanajuato de 20 millones, el de Oaxaca ocho y el de Aguascalientes seis millones de pesos.3 A decir del titular de Consejo Local Benefactor del CRIT Occidente, Ignacio González López, para 2006 los gobiernos estatales de Coahuila, Hidalgo y Chihuahua aportaron cada uno 28 millones y medio de pesos.4 A esto hay que agregar donaciones de los gobiernos municipales y del gobierno federal.
En el caso del CRIT de Occidente, en Jalisco, el gobierno del estado apoyó en 2006 con un monto de 3.12 millones de pesos, el ayuntamiento de Guadalajara con diez millones, el municipio de Zapopan con tres millones, el gobierno de Tlajomulco con 700 mil pesos y el ayuntamiento de Tlaquepaque con 500 mil pesos.5 A esto hay que sumar los apoyos de los gobiernos de los estados que están ubicados en la región occidente, pues este CRIT atiende no sólo a los niños de Jalisco, sino de los estados circunvecinos.
Somos los ciudadanos, con nuestros impuestos, quienes estamos aportando una parte importante del financiamiento de los CRIT, ya sea mediante la deducción de impuestos de las empresas o por subsidios directos vía donación por parte de los gobiernos, amén de las verdaderas donaciones que hacen particulares y que no las deducen de los impuestos.
Lo que aparece en los medios como un evento altruista propiamente empresarial disfraza una triste realidad: la sociedad es la que financia el Teletón, pero el beneficio principal lo reciben las empresas, como es el caso de Televisa. En este sentido, no es descabellado pensar, y deducir que lo que en realidad está pasando es que estas compañías multimillonarias se benefician con los impuestos de los mexicanos, "haciendo su agosto" en diciembre, convirtiendo al Teletón en un verdadero Negoción: un negocio redondo:
1) ésta es una responsabilidad social que le corresponde al Estado resolver pero que históricamente ha sido desatendida. Los niños discapacitados requieren el apoyo incondicional y el Estado tiene que proporcionárselos. Ellos no son responsables de tal negligencia, ni mucho menos del uso mercantil que se hace del Teletón.
2) Al tratar de explicar el porqué de la decisión del gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, de reducir de cinco a 3.12 millones de pesos la aportación que se hacía desde las arcas estatales entre los años 2005 y 2006, el titular del Consejo Local Benefactor del CRIT Occidente señaló: "Yo creo que (la reducción de apoyos) puede ser por alguna diferencia con algunos de los medios de comunicación que apoyan al Teletón o porque se ha dicho y se ha evidenciado que es el gobierno que menos apoya al CRIT. Además él a mí me prometió que nos iba a apoyar", citado en Héctor Padilla, "Disminuye Paco el apoyo al CRIT", Mural, Guadalajara, 16/XI/06.
3) Mural, Guadalajara, 12/XI/03.
4) Véase Héctor Padilla, op. cit.
5) Idem. azepeda@cucea.udeg.mx
* Andrés Valdez Zepeda es catedrático de la Universidad de Guadalajara y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Delia A. Huerta Franco es asistente de investigación y profesora de la Universidad de Guadalajara.
Las Inmoralidades del Teletón
Por Sique
UN verdadero martirio el de ayer cuando me soplé una hora de promoción del teletón en un canal de Buenos Aires. No es que mi disciplina para no cambiarle de canal devenga de un espíritu masoquista sino que quería vivir en carne propia lo que significa ser víctima de un descarado engaño que creo que no sólo abarca a los televidentes sino a los propios promotores.
La cuestión tiene varias aristas que analizar para tener argumentos con los cuales convencer a la gente de que es una verdadera farsa de la cual quien más se beneficia es Televisa, amén de otras cosas que sacan ronchas.
La hipocresía que como dice AMLO es una de las características de la derecha se exhibe sin pudor alguno en los que llaman a cooperar para ayudar a los niños discapacitados. Estuve observando a una de las conductoras, una muchacha muy guapa aunque con el sello clásico de Televisa con el cual se plastifica a una mujer convirtiéndola en parte de la serie que producen en su fábrica de "modelos-actrices-conductoras". Bueno, pues esta chica parecía realmente conmovida ante una niña indígena que estaba en silla de ruedas y que declaraba ante cámara lo mucho que agradecía que la gente apoyara al teletón para que ella y otros niños recibieran apoyo.
Por principio de cuentas no sé si ya los lectores lo sepan porque como no veo televisión en México no lo sabía, este es un negocio que ya cobra víctimas en toda latinoamérica de tal forma que dan los teléfonos para comunicarse de Argentina, Colombia, Honduras, Perú, Costa Rica, en fin creo que es a nivel de todo el continente hacia el sur en el que se está promoviendo el nefasto teletón y obviamente entre las empresas que lo apoyan están Banamex, Jumex y Alpura.
La conductora a quien se le humedecieron los bellos y maquillados ojos cuando la niña oaxaqueña (¡ojo!) en su silla de ruedas pasaba por la penosa experiencia de declarar públicamente y ante cámara su desventura y agradecía lo que no tendría que agradecer pues el Estado es el que tendría que atender a esa población para que pudiese llevar a cabo una vida productiva y de bienestar según sus capacidades, era la típica panista que se desgarraba las vestiduras cuando AMLO determinó la pensión para adultos mayores, mujeres solteras y discapacitados.
Esta monita y quienes comparten esta actitud hipócrita hasta los huesos supone que los discapacitados no tienen derechos, en cuanto se promulga una ley que se los concede sale su filosofía fascista de "inferiores y superiores" y no están de acuerdo con que se les proteja, pero sí consideran que estas personas pueden vivir de la caridad, la cual deben agradecer porque deviene del "amor" de la gente que es "tan buena" que les otorga una limosna, la cual tiene por objeto el perpetuar la idea de que son gente que ha nacido para recibir limosnas porque no tiene derechos.
Semejante escena envuelta en una cursi melodía con un estribillo repetitivo comienza a producir náusea, el cochambre de su inmoralidad empieza a supurar por los negros ojos lagrimeantes de emoción de la conductora que llama "amor" el darle dinero a Televisa (Teletón) para que construya albergues en los que se atienda a niños discapacitados.
En realidad esta empresa que no da paso sin guarache, cómplice del fraude, responsable de la frivolidad, paladín del egoísmo y la rapacidad, después de descontar los gastos de la costosa campaña en la que se hace toda la publicidad del mundo dona el remanente y esta parte es la que Televisa deja de pagar al fisco. Negocio redondo.
Negocio redondo en el que se cometen varias inmoralidades: La gente le paga a una empresa multimillonaria, encima de que la traicionó mediante un fraude, ganando con éste miles y miles de millones en los spots de las campañas, y que a diario le miente, cantidades inmensas con las que cubren sus gastos, su promoción y la exención de sus impuestos a partir del engaño y la explotación de los sentimientos de misericordia con el pretexto del Teletón.
Se filtra la idea de que los niños discapacitados no tienen derechos sino que deben estar sujetos a la caridad y a la limosna. La caridad entendida como dar dinero es uno de los paliativos de la injusticia económica y social.
Una empresa multimillonaria evade el pago de impuestos que podrían ser los que se ocuparan de la infraestructura que atienda a la población discapacitada por ley. Permiten a quienes se sienten culpables del robo al país y de sus privilegios que expíen sus culpas y se sientan "buenos" porque están "ayudando" a los "pobres y deformes" a quienes íntimamente desprecian, y ello los aleja cada vez más de una toma de conciencia verdadera.
En vez de darle donativos al Teletón deberían otorgárselos al Gobierno Legítimo para que defienda los DERECHOS CONSTITUCIONALES DE TODOS LOS MEXICANOS PARA SU BIENESTAR Y PARA SU FELICIDAD.
Con ello ya no necesitamos teletones porque todos los mexicanos incluidos los discapacitados estarán cubiertos en sus necesidades esenciales de la cuna a la tumba.